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Las regulaciones de seguros basadas en riesgos estimulan la participación del Seguro en la economía
Escrito el 02 mar 2018
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El avance hacia regulaciones basadas en riesgos, tales como Solvencia II, constituye un elemento que puede estimular el crecimiento de la oferta y, por tanto, un aumento de la participación del Seguro en la economía, en la medida en que permite una más eficiente asignación del capital, y crea incentivos para una gestión más profesional de las aseguradoras.
Es la principal conclusión del informe ‘Regímenes de regulación de solvencia en seguros’, elaborado por el Servicio de Estudios de MAPFRE y presentado ayer.
El trabajo, eso sí, advierte de que este avance regulatorio puede contribuir en mayor medida al propósito del desarrollo del mercado cuando se realiza de forma gradual y de manera paralela al desarrollo de capacidades técnicas tanto en la industria como en los reguladores, así como a la creación de la infraestructura de mercado necesaria para su adecuada implantación. “De lo contrario, el avance regulatorio (que enfrentaría dificultades para su apropiado cumplimiento) podría derivar en consecuencias no deseadas, tales como el establecimiento de barreras de entrada para determinadas líneas de negocio, o en una asignación ineficiente de los recursos, lo que en última instancia impactaría negativamente en los niveles de penetración de los respectivos mercados aseguradores”.
“Avanzar hacia regulaciones basadas en el riesgo es, sin duda, una cuestión muy positiva y es que tienen la virtud, de la que carecían los modelos anteriores, de alinear los incentivos del regulador con de las entidades en un entorno pro-competitivo colocando estímulos para la obtención de ventajas comparativas en función de la calidad en la gestión de riesgos”, comentó durante la presentación del informe Manuel Aguilera, director general del servicio de estudios de la aseguradora. Explicó, al respecto, que Solvencia II es un avance puesto que pone el énfasis en la gestión y medición de riesgos, premiando con menores exigencias de capital a las entidades que tengan mecanismo eficientes de gestión. Por el lado del regulador y desde el punto de vista de mercado, esa gestión de riesgos permite generar ventajas comparativas.
Precondiciones para la gestión de riesgos
El informe enumera una serie de precondiciones institucionales y de mercado que condicionan la velocidad y la posibilidad de avance ulterior de este tipo de modelos regulatorios en los diferentes mercados. Entre esos requisitos, se apuntan:
– Información estadística que permita la modelización de sus riesgos.
– Profesionales con formación, conocimiento y capacidades para realizar las labores de modelización de riesgos.
– Mercados financieros eficientes que permitan un proceso de gestión entre activos y pasivos.
– Un marco normativo que no establezca limitaciones a la adquisición de activos financieros.
– Ausencia de barreras legales para la realización de operaciones de reaseguro de tal forma que sea posible realizar la adecuada dispersión y mitigación de riesgos técnicos.
– Desarrollo de una cultura organizativa y empresarial, de forma tal que los consejos de administración estén en condiciones de asumir un papel rector en el proceso de gestión de los riesgos de las entidades.
– Inexistencia de limitaciones legales para que las entidades puedan efectuar ajustes en la tarificación de sus productos.
– Mecanismos de valoración que permitan el funcionamiento del mecanismo de disciplina de mercado.
Solvencia II, el modelo más avanzado
El estudio incluye un índice de proximidad a una regulación basada en riesgos que califica con una nota de 9,2 puntos sobre diez a Solvencia II. La regulación comunitaria, indicó Aguilera, no es el sistema basado en riesgo más perfecto, pero sí es el modelo más avanzado a nivel mundial.
Por otro lado, el informe analiza el esfuerzo que realiza la Asociación Internacional de Supervisores de Seguros (IAIS) en la elaboración de marcos armonizados para la supervisión de grandes grupos internacionales y revela que la evolución de la normativa de regulación en el sector asegurador se ha venido realizando de forma progresiva y asimétrica por países y regiones.
Es la principal conclusión del informe ‘Regímenes de regulación de solvencia en seguros’, elaborado por el Servicio de Estudios de MAPFRE y presentado ayer.
El trabajo, eso sí, advierte de que este avance regulatorio puede contribuir en mayor medida al propósito del desarrollo del mercado cuando se realiza de forma gradual y de manera paralela al desarrollo de capacidades técnicas tanto en la industria como en los reguladores, así como a la creación de la infraestructura de mercado necesaria para su adecuada implantación. “De lo contrario, el avance regulatorio (que enfrentaría dificultades para su apropiado cumplimiento) podría derivar en consecuencias no deseadas, tales como el establecimiento de barreras de entrada para determinadas líneas de negocio, o en una asignación ineficiente de los recursos, lo que en última instancia impactaría negativamente en los niveles de penetración de los respectivos mercados aseguradores”.
“Avanzar hacia regulaciones basadas en el riesgo es, sin duda, una cuestión muy positiva y es que tienen la virtud, de la que carecían los modelos anteriores, de alinear los incentivos del regulador con de las entidades en un entorno pro-competitivo colocando estímulos para la obtención de ventajas comparativas en función de la calidad en la gestión de riesgos”, comentó durante la presentación del informe Manuel Aguilera, director general del servicio de estudios de la aseguradora. Explicó, al respecto, que Solvencia II es un avance puesto que pone el énfasis en la gestión y medición de riesgos, premiando con menores exigencias de capital a las entidades que tengan mecanismo eficientes de gestión. Por el lado del regulador y desde el punto de vista de mercado, esa gestión de riesgos permite generar ventajas comparativas.
Precondiciones para la gestión de riesgos
El informe enumera una serie de precondiciones institucionales y de mercado que condicionan la velocidad y la posibilidad de avance ulterior de este tipo de modelos regulatorios en los diferentes mercados. Entre esos requisitos, se apuntan:
– Información estadística que permita la modelización de sus riesgos.
– Profesionales con formación, conocimiento y capacidades para realizar las labores de modelización de riesgos.
– Mercados financieros eficientes que permitan un proceso de gestión entre activos y pasivos.
– Un marco normativo que no establezca limitaciones a la adquisición de activos financieros.
– Ausencia de barreras legales para la realización de operaciones de reaseguro de tal forma que sea posible realizar la adecuada dispersión y mitigación de riesgos técnicos.
– Desarrollo de una cultura organizativa y empresarial, de forma tal que los consejos de administración estén en condiciones de asumir un papel rector en el proceso de gestión de los riesgos de las entidades.
– Inexistencia de limitaciones legales para que las entidades puedan efectuar ajustes en la tarificación de sus productos.
– Mecanismos de valoración que permitan el funcionamiento del mecanismo de disciplina de mercado.
Solvencia II, el modelo más avanzado
El estudio incluye un índice de proximidad a una regulación basada en riesgos que califica con una nota de 9,2 puntos sobre diez a Solvencia II. La regulación comunitaria, indicó Aguilera, no es el sistema basado en riesgo más perfecto, pero sí es el modelo más avanzado a nivel mundial.
Por otro lado, el informe analiza el esfuerzo que realiza la Asociación Internacional de Supervisores de Seguros (IAIS) en la elaboración de marcos armonizados para la supervisión de grandes grupos internacionales y revela que la evolución de la normativa de regulación en el sector asegurador se ha venido realizando de forma progresiva y asimétrica por países y regiones.