Columnista: Oscar Müller Creel

Los jemeres rojos una visión de las doctrinas comunistas.

Por: Oscar Müller

En el siglo 12 de nuestra era los mongoles habían invadido China y tomado control del poder político y militar en ese país, en el sur un grupo grande de habitantes se desplazó hacia la península que se encontraba al sur del río rojo, que hoy conocemos como la península de indochina durante los siguientes 700 años los habitantes de este pequeño país que denominado actualmente Vietnam decidieron pagar tributo a China para que se les permitiera continuar independientes, pero durante los 7 siglos que han transcurrido hasta la segunda mitad del siglo pasado el territorio sufrió diversas invasiones y en los últimos 200 años principalmente por países europeos como Francia y España.

La segunda guerra mundial trajo una visión del comunismo como un nuevo poder de expansión, sustentado en la teoría de qué el comunismo sería la doctrina para implantar en todo el mundo. En 1949 y frente a una Europa debilitada por la Segunda Guerra Mundial el líder de los ejércitos comunistas Mao Sedong, logró tomar el poder de la república e inició la expansión en oriente del comunismo y Vietnam no fue ajeno a este movimiento la parte norte del país quedó bajo un sistema de régimen comunista y las tropas conocidas como Viet Cong iniciaron la invasión hacia el sur esto trajo consigo que Estados Unidos, se opusiera lo ha dicho expansión y envió ayuda y tropa s al sur del país pero pelear contra el norte; esta intervención norteamericana duró de 1965 a 1975 año en que los comunistas tomaron el control del país.

Pero mientras esto sucedía en el este de la península, en el centro de la misma el comunismo había sido implantado en la región de Camboya, en lo que se conoce como el genocidio del Jemer Rojo. El 17 de abril de 1975, las tropas comunistas de Camboya , conocidas como Jemeres Rojos, entraron a la capital Phnom Penh derrocando al régimen militar y ese mismo día, cerca de 3000000 de habitantes de la ciudad fueron obligados a abandonar. Ahí iniciaba Un régimen genocida que en poco menos de 4 años acabaría con la vida de la tercera o quinta parte de los camboyanos.

Lo que en ese pequeño país de oriente sucedió ha sido calificado por la ONG amnistía internacional como una abrir “Locura Utópica”, su intención era aplicar las teorías maoístas más extremas, a través de la purificación de la sociedad camboyana para crear un hombre nuevo inspirado en esa teoría comunista.

Fotos, testimonios y pocos documentos lo usan una idea del infierno que vivieron los habitantes de dicho país, en el intento de destruir todo lo existente para construir una nueva ciudad. Todas las ciudades fueron desalojadas y la población trasladada a comunas agrícolas en donde trabajaban de sol a sol, con un estricto control de las relaciones personales, sancionando cualquier manifestación de creencia divina y celebrando matrimonios forzados en donde formaban hombres y mujeres en 2 filas y quién le tocará enfrente sería su pareja.

Cualquiera que se considerara traidor o que se demostrara había formado parte del régimen anterior era ejecutado sin más, lo mismo sucedía con aquellas personas sobre las que recaía la sospecha detener cierto grado de educación, lo que era determinado hasta por el hecho debo utilizar gafas.

El hombre fue utilizado como arma de control social se eliminaron los árboles frutales y el único alimento al que los camboyanos tenían acceso era al arroz quiere ser proporcionada en las comunas. El traslado de las personas de una parte a otra implicaba un gran esfuerzo y quienes no podían lograrlo morían en el camino coma los que estaban sembrados de cadáveres.

Así las muertes eran provocadas por el agotamiento o por las ejecuciones a través del fusilamiento, de huello o golpes hasta privar de la vida.

El ser humano carecía de importancia todo debía hacerse en búsqueda del ideal de una nueva nación y quién es pretendían oponer alguna resistencia eran amenazados con la frase: “perderte no es una pérdida y conservarte no tiene ningún valor”, con esto se demostraba el nulo valor que los líderes militares atribuían a la persona.

Pol Pot era el líder de ese movimiento y de este nombre de triste recuerdo ha surgido la palabra polpotiano cuando se quiere hacer referencia a aquellos movimientos o personas cuya ideología es tan extremista que poco les importa el bienestar de los demás siempre y cuando se logren los ideales que proclaman.

Curiosamente fue Estados Unidos quien promovió este desmantelamiento comunista de la sociedad camboyana, pues a finales de la guerra de Vietnam y con el fin de eliminar lo que era llamada la ruta Ho Chi Min, que beneficiaba a Vietnam del norte, provocó una gran cantidad de bombardeos en el territorio de Camboya lo que le dio popularidad el movimiento de los jemeres rojos y posteriormente coma para 1979, Vietnam invadió Camboya y el régimen de los jemeres rojos fue perdiendo fuerza pero continuó en su lucha hasta 1997 en que depusieron las armas.

El sacerdote Enrique Figaredo misionero veterano en una entrevista realizada por televisión española refirió que aún en estos tiempos la sociedad camboyana seguía rota psicológica y socialmente dijo literalmente: “todos desconfiaban de todo, porque todos denunciaron a todos. Hay una huella terrible en la sociedad “

El ejemplo de Camboya debe llevarnos a reflexionar sobre el daño que causan las ideologías extremas y entre éstas el comunismo que luego de perder fuerza en Europa vino a América y utilizó a Cuba como punta de lanza para tratar de expandirse creando regímenes dictatoriales como son los de la propia isla caribeña, Venezuela y Nicaragua en este momento.

México está con un pie en la orilla del precipicio del comunismo, quienes ahora lideran el partido comunista Morena, vienen, sobre todo, de los partidos de antaño principalmente el Revolucionario Institucional, donde fue adoptada la izquierda revolucionaria de los años 60 y 70 y que luego a finales de los 80 se separó para crear sus propios partidos políticos de los que ha derivado Morena. Hemos escuchado del presidente López Obrador, continuamente que los campesinos que merecen ayuda en México son aquellos que no tienen más de 5 hectáreas y a veces, mitad en broma y mitad en serio, habla de aquellos campesinos que son los que considera valiosos porque rotulan en la tierra a cultivar con bestias de carga y también le hemos escuchado hablar con desprecio de aquellos que han recibido educación o son emprendedores, no se puede negar que ahí está la semilla de ese comunismo utópico que sólo destruye sociedades.

Escrito el 2024-05-30 01:19:16
Oscar Müller Creel

Oscar Müller Creel