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¿CÓMO AUMENTO MI CALIDAD DE VIDA?
Escrito el 03 oct 2016
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Recibir más dinero no aumenta automáticamente la calidad de vida. Saber lo que nos hace sentir que nuestra vida es vida es lo que realmente importa.
En estos días observé a una señora en el supermercado. Andaba con su esposo y dos hijos (lo deduje porque le decían mami). El padre se acercó con una buena botella de vino y los hijos con una caja de cereales. Ella miró al esposo con felicidad, supongo que algo bueno abordó su mente. El señor les dijo a los niños que cambiaran el cereal, que esa marca era cara. Una breve discusión y lloros fueron las secuelas.
Todos se enojaron; reproches, aplicación de autoridad y sollozos reprimidos convirtieron el paseo en una visita a la casa del terror… sin el final feliz por haber pasado los sustos. ¿Valía la pena el momento por el ahorro en el cereal? Me dirá que a los muchachos no se les puede complacer en todo etc. Ese es otro tema… la razón de la actuación la tiene que encontrar en el comportamiento pasado y el ejemplo otorgado, en otro momento podemos profundizar en el tema.
La calidad de vida sube cuando nuestras emociones se mantienen más tiempo, son del tipo que nos gustan y más frecuentes. Por ejemplo: más momentos felices y menos enojados; más amor y menos ira; más sorpresas positivas y menos miedos. Para eso debemos tomar el control de varias áreas:
Nuestras relaciones: Construir relaciones más asertivas nos ayuda a estar más felices con más frecuencia.
Nuestro tiempo: Desperdiciarlo lleva a que no tengamos ese preciado recurso para pasar momentos en lo que nos otorga vida.
Nuestro dinero: No es ganar más, es gastar mejor, para aplicarlo a lo que en realidad aumenta de forma constante nuestra felicidad.
Nuestro hotel: Así le llamo al cuerpo, es el lugar donde pasaremos el resto de nuestra vida. Hay que cuidarlo y mimarlo.
Nuestras emociones: No podremos controlarlas, como generalmente se pretende, pero debemos conocer lo que nos quieren decir, saber para qué evento nos preparan y entonces podremos accionar y no reaccionar. Y si llegamos a reaccionar, conseguiremos detenernos para no cargar por mucho tiempo una emoción improductiva.
Estas cinco áreas deben estar en equilibrio y crecer acompasadamente, como enseño en mi libro ¡Tú Eres la Estrella! ¿Te atreves a medir cómo estás y decidir cuáles desarrollar con prioridad?
En estos días observé a una señora en el supermercado. Andaba con su esposo y dos hijos (lo deduje porque le decían mami). El padre se acercó con una buena botella de vino y los hijos con una caja de cereales. Ella miró al esposo con felicidad, supongo que algo bueno abordó su mente. El señor les dijo a los niños que cambiaran el cereal, que esa marca era cara. Una breve discusión y lloros fueron las secuelas.
Todos se enojaron; reproches, aplicación de autoridad y sollozos reprimidos convirtieron el paseo en una visita a la casa del terror… sin el final feliz por haber pasado los sustos. ¿Valía la pena el momento por el ahorro en el cereal? Me dirá que a los muchachos no se les puede complacer en todo etc. Ese es otro tema… la razón de la actuación la tiene que encontrar en el comportamiento pasado y el ejemplo otorgado, en otro momento podemos profundizar en el tema.
La calidad de vida sube cuando nuestras emociones se mantienen más tiempo, son del tipo que nos gustan y más frecuentes. Por ejemplo: más momentos felices y menos enojados; más amor y menos ira; más sorpresas positivas y menos miedos. Para eso debemos tomar el control de varias áreas:
Nuestras relaciones: Construir relaciones más asertivas nos ayuda a estar más felices con más frecuencia.
Nuestro tiempo: Desperdiciarlo lleva a que no tengamos ese preciado recurso para pasar momentos en lo que nos otorga vida.
Nuestro dinero: No es ganar más, es gastar mejor, para aplicarlo a lo que en realidad aumenta de forma constante nuestra felicidad.
Nuestro hotel: Así le llamo al cuerpo, es el lugar donde pasaremos el resto de nuestra vida. Hay que cuidarlo y mimarlo.
Nuestras emociones: No podremos controlarlas, como generalmente se pretende, pero debemos conocer lo que nos quieren decir, saber para qué evento nos preparan y entonces podremos accionar y no reaccionar. Y si llegamos a reaccionar, conseguiremos detenernos para no cargar por mucho tiempo una emoción improductiva.
Estas cinco áreas deben estar en equilibrio y crecer acompasadamente, como enseño en mi libro ¡Tú Eres la Estrella! ¿Te atreves a medir cómo estás y decidir cuáles desarrollar con prioridad?
Ing. Diego A. Sosa
www.DiegoSosa.info
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