Columnista: Felipe Szarruk

A pesar del silencio internacional, Colombia sigue gritando por ayuda ante los abusos hacia los protestantes.

A pesar de que son cientos los videos subidos a través de las redes sociales que muestran el abuso y los actos violentos por parte de la policía y otros agentes que hasta hoy se desconocen y que ya han dejado varios muertos y desaparecidos los colombianos siguen gritando por una intervención internacional.  Los abusos que se ven en los videos muestran la fuerza desmedida y violenta hacia los manifestantes de las marchas que piden un cambio social en Colombia, hasta el momento ni los medios extranjeros, ni las organizaciones defensoras de los derechos humanos, ni los gobiernos se han pronunciado ante los gritos de ayuda. Incluso en una de las asambleas transmitidas por YouTube de la ONU eran miles los comentarios con el hashtag #SOSCOLOMBIA el cual se ha viralizado durante varios días y que pareciera que está siendo invisibilizado ante los ojos del mundo. Ya son decenas las figuras públicas alrededor del planeta que se han pronunciado ante la situación.

Las revueltas en Colombia hacen parte de las movilizaciones que fueron causadas por el anuncio del gobierno de instalar en medio de la pandemia, una reforma tributaria en el punto más álgido de las infecciones en donde Colombia se ubica entre los cuatro países más afectados del planeta y no se ve en el horizonte una solución, el plan de vacunación falló y ya van casi tres millones de infectados con el virus del Covid-19 y se está alcanzando el umbral de la 100,000 muertes, esto es una cifra alarmante.

Los colombianos han sido sometidos durante décadas vivir en la necesidad extrema, un país en donde se gana menos que en la mayoría y se gasta más que en Finlandia. Un país en donde muchos tienen la realidad distorsionada y están instalados en una doctrina en la que la corrupción es normal y viven en “el país más feliz del mundo”.

Es importante que la comunidad internacional acceda a las evidencias del abuso policial. Es obvio que pueden existir agentes infiltrados dentro de las marchas, pero eso no justifica que la fuerza pública dispare contra su gente de la forma en que se muestra en los cientos de videos que circulan en redes en donde se ven incluso helicópteros militares disparando a la multitud y aterrizando en la mitad de las ciudades. Colombia es soy una zona de guerra en donde sus ciudadanos no pueden solicitar ayuda porque quienes los están matando son los que deberían defenderlos. Son los jóvenes los que están muriendo, las cifras oficiales revelan más de 30 muertos, pero las extraoficiales hablan de cientos.

Los constantes gritos de ayuda, los vídeos en las redes sociales, son los únicos canales de comunicación que tienen los ciudadanos de un país en el que los medios masivos de comunicación están sometidos y manipulados por el estado o están influenciados por las doctrinas de algunos políticos, por lo tanto mientras en la calle los colombianos están muriendo y convierten en zonas de guerra los barrios residenciales, en los noticieros siguen hablando del accidente de México o de la Copa América, qué tal vez no se realice en el país.

Es por eso que se hace un llamado a los a las organizaciones internacionales para intervenir en Colombia, la situación puede salirse de control y terminar en un genocidio, lo que en el país llaman “homicidios colectivos” por orden del presidente Duque. Con la diferencia que esta vez el problema se percibe de proporciones enormes como queriendo fomentar una dictadura que desde hace muchos años se ha querido instalar disfrazada de democracia en el país “más feliz del mundo”.

Escrito el 2021-05-06 01:40:56
Felipe Szarruk

Felipe Szarruk