Hoy en día, los activos intangibles como la marca y la propiedad intelectual forman un componente esencial en las empresas. En un mundo globalizado y altamente competitivo, para cualquier negocio resulta crucial gestionar adecuadamente estos recursos en los que basan su desarrollo. El sector asegurador ha aceptado el reto de ser un escudo protector para estos activos mediante una propuesta de valor que va más allá de la indemnización en caso de amenaza, al incluir un papel más activo a la hora de prevenir o superar el trance.
Conocimiento, información y reputación corporativa son tres intangibles cada vez más relevantes en las organizaciones. Si tradicionalmente el valor de una compañía se medía por sus edificios, la maquinaria y sus equipamientos, entre otros elementos materiales, ahora está más vinculado a otros recursos que se han convertido en imprescindibles para destacar en un mundo empresarial en constante cambio, sobre todo al compás de la evolución de las nuevas tecnologías y la transformación digital.
Los activos intangibles son aquellos como software, bases de datos, I+D, creaciones relacionadas con la propiedad intelectual, marca empresarial, diseño, formación… Aunque hay grandes diferencias, que van desde los países más avanzados (nórdicos, EE. UU., Reino Unido, donde hace años que su inversión en intangibles superó a la de los tangibles), con países del sur de Europa como España o Italia aún por detrás y regiones como Latinoamérica con mucho camino por recorrer, existe una tendencia hacia un peso creciente de los intangibles en la economía.
“El gran reto hoy para muchas economías es la mejora de la productividad, y el paso hacia una economía más basada en estos activos es una condición fundamental. Si queremos ser más productivos, debemos invertir más en intangibles”, explica Gonzalo de Cadenas-Santiago, director de Análisis Macroeconómico y Financiero de MAPFRE Economics.
Gestión de los intangibles: papel del seguro
En este contexto, las empresas se enfrentan a un importante desafío: la gestión de sus activos intangibles, lo que incluye también poner bajo control las amenazas y los posibles impactos en estos recursos.
El sector asegurador ha aceptado el reto de ser un escudo y ofrecer a sus clientes protección para salvaguardar estos activos. A lo largo de la historia, la industria del seguro ha ayudado a las empresas a abrir mercados, a lanzar nuevos productos y servicios, y su compromiso por acompañar su expansión continúa en la actualidad.
Las aseguradoras están trabajando para encontrar soluciones que respondan a la necesidad de sus clientes de proteger el valor de sus marcas, su reputación, su propiedad intelectual… el potencial es enorme: las encuestas revelan que menos del 20 % de este tipo de activos están asegurados.
La ausencia de datos y de experiencia en siniestralidad, así como la complicada cuantificación del riesgo —elementos fundamentales dentro de la actividad aseguradora— hacen más difícil el camino. Pero parece evidente que asegurar este tipo de activos se ha convertido en una oportunidad para el sector asegurador en beneficio de sus clientes. ¿Cuál está siendo su respuesta?
Una propuesta de valor
Las compañías de seguros siempre han considerado que su principal objetivo es ayudar a los clientes a recuperarse de los daños producidos en bienes asegurados. Ahora se están poniendo al día para encontrar soluciones que protejan los intangibles y proporcionar a las empresas fondos para gestionar rápida y eficazmente cualquier incidencia. Ciberseguros, protección sobre la propiedad intelectual o seguros para directivos y administradores que cubran sus decisiones son algunas de las modalidades que comienzan a extenderse.
En sus propuestas, las aseguradoras están mirando más allá de compensar las pérdidas y colaboran con ellas para evitar que los riesgos se hagan realidad por la vía de la prevención o a superar estos difíciles trances mediante la prestación de servicios.
De hecho, ante la proliferación de riesgos intangibles están reinventando el alcance de la asegurabilidad, con el propósito de responder a las necesidades cambiantes de los clientes. Esto representa una clara oportunidad para que el seguro refuerce su posición como socio de confianza de las empresas.
En definitiva, la comunidad aseguradora está asumiendo un papel cada vez más activo a la hora de ayudar a las organizaciones a manejar los riesgos que afectan a sus activos cada vez más valiosos, los intangibles. MAPFRE está alineada con esta tendencia. Conoce su compromiso a través de su oferta de valor.