La salud digital, o la incorporación de tecnologías digitales en el sector de la salud, tiene el potencial de beneficiar enormemente a América Latina mediante la mejora del acceso a los servicios de salud, la eficiencia y la reducción de costos. Sin embargo, existen varios desafíos que deben abordarse para poder aprovechar al máximo el potencial de la salud digital en la región.
Un desafío importante es la brecha digital, o la diferencia entre aquellos que tienen acceso a la tecnología y aquellos que no la tienen. En América Latina, esta brecha a menudo se basa en factores como los ingresos, la educación y la ubicación geográfica. Por ejemplo, un informe de 2020 del Banco Interamericano de Desarrollo encontró que alrededor del 65% de las personas en América Latina tienen acceso a Internet, mientras que un informe de 2021 del Banco Mundial encontró que más del 60% de la población de la región usa banda ancha móvil. Aunque estas cifras representan un progreso significativo, aún están detrás de otras regiones, como Europa (83% de acceso a Internet) y América del Norte (90% de acceso a Internet). Esta brecha digital puede crear barreras para la adopción y uso de tecnologías de salud digital, especialmente para las personas que viven en áreas desatendidas.
Para ilustrar el impacto de la brecha digital en la atención médica, considere la historia de María, una mujer de 55 años que vive en un pueblo rural de América Latina. María tiene diabetes y necesita atención médica regular, pero el centro de salud más cercano se encuentra a dos horas de viaje en autobús. Como resultado, a menudo se retrasa en buscar atención hasta que su condición se agrava, momento en el cual se ve obligada a hacer el largo y costoso viaje al hospital. Si María tuviera acceso a la telemedicina, podría recibir atención médica de forma remota a través de consultas de video con un profesional de la salud. Esto podría permitirle recibir atención oportuna y adecuada sin la necesidad de viajar largas distancias, mejorando potencialmente su salud y ahorrando tiempo y dinero. Sin embargo, sin acceso a Internet y otras tecnologías digitales, María no puede aprovechar estos beneficios.
Superar la brecha digital requerirá inversiones en infraestructura, como la conectividad a internet, así como programas de educación y capacitación para ayudar a las personas a adquirir las habilidades necesarias para utilizar y beneficiarse de las tecnologías de salud digitales. Esto es especialmente importante en el contexto de la salud digital, ya que muchas de las tecnologías que tienen el potencial de beneficiar en gran medida a la región, como los registros electrónicos de salud (EHR) y la telemedicina, requieren acceso a internet y otras tecnologías. Sin abordar la brecha digital, será difícil lograr el potencial de estas tecnologías para mejorar la atención médica en la región.
Otro desafío es la falta de normalización e interoperabilidad de los sistemas de salud digital. Para que las tecnologías de salud digital sean efectivas, deben poder comunicarse y compartir datos entre sí. Sin embargo, actualmente hay una falta de normalización e interoperabilidad en la región, lo que puede dificultar que diferentes sistemas trabajen juntos y intercambien datos. Esto puede crear barreras para la adopción generalizada y el uso de tecnologías de salud digitales.
Por ejemplo, si un paciente ve a un doctor y tiene un sistema de historial médico electrónico (EHR) que es incompatible con el sistema EHR del hospital, puede ser difícil para el hospital acceder a información médica importante, como alergias y medicamentos. Esto puede dar lugar a retrasos en el tratamiento y potencialmente incluso errores médicos. Para superar este desafío, es necesario una mayor estandarización e interoperabilidad de los sistemas de salud digitales en la región. Esto puede implicar la adopción de estándares y protocolos comunes, así como inversiones en infraestructura y capacitación para apoyar el uso de estas tecnologías.
Finalmente, es necesario abordar el tema de la privacidad y seguridad de los datos. A medida que se recopila y comparte más información personal y sensible de manera digital, es importante asegurar que esté protegida de accesos no autorizados y mal uso. América Latina se ha quedado atrás en este aspecto en comparación con otras regiones, y fortalecer las medidas de privacidad y seguridad de los datos será crucial para construir confianza en las tecnologías de salud digital y fomentar su adopción.
Esto puede ser especialmente desafiante en el contexto de la salud digital, ya que las consecuencias potenciales de una violación de seguridad o mal uso de la información médica pueden ser graves e incluso amenazar la vida. Para abordar este desafío, será importante que los países de la región adopten regulaciones robustas de privacidad y seguridad de los datos, así como invertir en la infraestructura y capacitación necesarias para garantizar que estas regulaciones se implementen y apliquen efectivamente.
En general, si bien los beneficios potenciales de la transformación digital en la atención médica en América Latina son significativos, hay una serie de desafíos que deben abordarse para aprovechar al máximo este potencial. Al abordar estos desafíos, América Latina puede unirse a las regiones que han adoptado con éxito la salud digital y han obtenido recompensas.
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