Washington D.C., 25 April 2022 (OPS) – En el Día Mundial del Paludismo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) insta a los países a intensificar los esfuerzos para abordar la malaria en la región, y pide intervenciones de prevención, diagnóstico y tratamiento basadas en datos y adaptadas a los contextos locales.
Mientras que, en 2020, los 18 países endémicos de las Américas reportaron más de 600.000 casos de malaria, una reducción del 26% con respecto al año anterior, entre 2015 y 2019, los casos aumentaron un 79%, lo que destaca la necesidad de esfuerzos más sostenidos hacia la eliminación.
Dado que el progreso mundial también se está desacelerando, el tema del Día Mundial del Paludismo 2022 – Aprovechemos las innovaciones para reducir la carga del paludismo y salvar vidas – tiene como objetivo resaltar la importancia de invertir en nuevas herramientas, así como en el uso más eficaz de los métodos disponibles para prevenir, diagnosticar y tratar la malaria, especialmente en los países más afectados.
En las Américas, Paraguay fue certificado libre de malaria en 2018, seguido de Argentina en 2019 y El Salvador en 2021, reduciendo el número de países endémicos de malaria en la región de 21 en 2015 a 18 en la actualidad. Belice también está en camino de recibir la certificación este año.
Sin embargo, a pesar de este progreso, los picos en los casos asociados con la migración, particularmente dentro de los sectores de agricultura, pesca y minería, combinados con instalaciones de atención médica insuficientes en áreas con poblaciones móviles y de difícil acceso, han amenazado el progreso, poniendo en riesgo los esfuerzos de eliminación en algunos países.
“La malaria es una enfermedad que no conoce fronteras nacionales”, dijo el doctor Marcos Espinal, Director de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud de la OPS. “Es crucial que los países trabajen juntos para abordar la transmisión e implementar medidas preventivas más efectivas donde más se necesitan: a nivel local y comunitario”, agregó.
La malaria es una enfermedad febril aguda causada por el parásito Plasmodium, que se transmite por la picadura de un mosquito Anopheles hembra infectado. Los síntomas, que incluyen fiebre, dolor de cabeza y escalofríos, generalmente aparecen entre 10 y 15 días después de la picadura y pueden ser leves y difíciles de reconocer. Si no se trata, la malaria puede progresar a una enfermedad grave y la muerte.
El control eficaz de los vectores, incluido el uso de mosquiteros tratados con insecticida y la fumigación de interiores con efecto residual, son cruciales para prevenir la transmisión de la enfermedad.
Si bien un aumento en el acceso a medicamentos antipalúdicos y mejoras en el manejo clínico de casos graves han llevado a una reducción de las muertes relacionadas con la malaria en la región a 108 muertes en 2020; se debe hacer más para detener la transmisión, mediante una mayor inversión en intervenciones a nivel local.
“La malaria es una enfermedad prevenible y tratable que tiene un impacto devastador en la salud y el sustento de las personas en todo el mundo. Una muerte por malaria es demasiado”, consideró el doctor Espinal.
En 2020, más de dos tercios de todas las muertes relacionadas con la malaria en todo el mundo ocurrieron entre niños menores de 5 años que vivían en la región africana. Un informe del Grupo Consultivo Estratégico sobre la Erradicación del Paludismo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) exige una investigación y desarrollo (I+D) renovados para impulsar los esfuerzos de erradicación. El último Informe mundial sobre el paludismo muestra que se necesitan 851 millones de dólares en el periodo 2021-2030 para I+D en vacunas contra la malaria, medicamentos antipalúdicos, nuevas tecnologías para el control de vectores e innovaciones para hacer frente a la resistencia de los moquitos a los insecticidas.