Madrid, España, 9 de marzo 2022.- Departamento de Estado de los Estados Unidos
Oficina del Portavoz. Declaraciones de la Vicesecretaria de Estado Wendy R. Sherman
Buenos días. Es muy grato estar aquí con todos ustedes.
Quisiera empezar agradeciendo a mi gran amiga, la secretaria de Estado, Ángeles Moreno Bau, por recibirnos hoy para el primer Seminario sobre Ciberseguridad entre España y Estados Unidos.
Cuesta creer que ha transcurrido menos de un año desde que asumí como vicesecretaria y de que Ángeles y yo empezamos a trabajar juntas, considerando la frecuencia con que tenemos oportunidad de colaborar.
España ha sido un socio excepcional de Estados Unidos en el esfuerzo sin precedentes para evacuar a más de 120.000 personas de Afganistán en agosto pasado, lo que incluyó posibilitar que las fuerzas militares estadounidenses recibieran temporalmente a miles de personas afganas en Rota y Morón. Ángeles resultó absolutamente esencial para que eso fuera posible.
Por cierto, Ángeles y yo mantenemos una comunicación constante sobre Ucrania y la guerra por elección premeditada, no provocada e injustificada que ha desatado allí Vladimir Putin.
Como Aliado firme de la OTAN y Estado Miembro de la UE, el liderazgo de España es clave para el esfuerzo transatlántico —o más bien, el esfuerzo global— orientado a imponer consecuencias y costos coordinados y severos ante la guerra por elección del presidente Putin, y para instar a que haya un cese al fuego inmediato y que las fuerzas rusas se retiren de Ucrania.
Por cierto, España será sede de la Cumbre de la OTAN en el mes de junio, un encuentro crucial en un momento crítico para Europa, para la Alianza transatlántica y para el mundo entero.
Luego de tantas videoconferencias y llamadas telefónicas, es un placer estar aquí en Madrid con usted, Ángeles, en este evento tan oportuno e importante.
También quisiera agradecer a la secretaria de Estado del Ministerio de Economía, Carme Artigas, por participar en la conversación de hoy. Las politicas cibernéticas y de tecnología pasan a través tanto de la política exterior como la política interna en España y Estados Unidos por igual, y por eso somos afortunados de tener hoy ante nosotros ambas perspectivas.
Expreso mi agradecimiento también al embajador especial para Ciberseguridad de España, Nicolás Pascual de la Parte, por haber propuesto el evento de hoy y por los meses de trabajo preparatorio en el área diplomática y de políticas para que esto fuera posible.
Por último, quisiera agradecer por su labor a la excepcional embajadora de Estados Unidos ante España, Julissa Reynoso, y el apoyo de la Embajada de EE. UU. por la ayuda con el evento de hoy.
La revolución de tecnología digital es un fenómeno que ya está ocurriendo alrededor nuestro, pero muchos gobiernos todavía no se han adaptado a su ritmo.
En los últimos años, hemos visto incidentes cibernéticos cada vez más frecuentes y sofisticados que vulneran la privacidad de los consumidores, debilitan la competitividad de nuestras empresas e incluso amenazan la seguridad de nuestra infraestructura más fundamental.
Más países están utilizando el potencial inmenso de internet no para unir a las personas, sino para reprimir sus libertades.
Penosamente, hemos entendido que las tecnologías digitales pueden usarse como herramientas de vigilancia y desinformación, e incluso para socavar las normas e instituciones democráticas.
Ante todas estas tendencias, Estados Unidos tiene un interés de seguridad nacional muy concreto en asegurar que la revolución digital beneficie al pueblo estadounidense y a nuestros aliados y socios. Que esta transformación sirva para fortalecer el orden internacional basado en normas, y no para debilitarlo.
Quienes hayan dudado de que las cuestiones cibernéticas y tecnológicas son temas de política exterior fundamentales para siglo XXI, basta solo con que miren a Ucrania y Rusia ahora mismo.
Mientras Rusia desplazaba a miles de soldados hacia las fronteras con Ucrania, también se registró uno de los incidentes cibernéticos maliciosos más grandes de la historia de Ucrania, que tuvo como blanco a varios ministerios gubernamentales e importantes bancos del país. Pudimos localizar el origen de esa actividad en los servicios de inteligencia rusos. Desde 2014, la actividad cibernética maliciosa que impulsa el Kremlin ha golpeado reiteradamente la infraestructura crítica de Ucrania, incluida la red eléctrica y el sistema financiero.
Por eso, desde hace tiempo Estados Unidos incluye inversiones para el desarrollo de capacidades de ciberseguridad en la asistencia para seguridad que brinda a Ucrania, y ha proporcionado USD 40 millones desde 2017 para contribuir al crecimiento del sector de TI de Ucrania, generar más resiliencia y fortalecer el entorno de seguridad de la información.
Nuestros Aliados de la OTAN y nuestros socios europeos también han hecho contribuciones significativas para mejorar la ciberseguridad de Ucrania.
Y esas inversiones han ayudado de manera concreta a que Ucrania pudiera mantener el flujo de internet y de información, incluso en el contexto de la feroz invasión rusa.
Desde que el presidente Putin dio instrucciones a sus soldados de que invadieran Ucrania, también hemos visto que Rusia dio pasos significativos para reprimir la libertad en internet en su propio país.
El Kremlin primero obturó al acceso a algunas plataformas de redes sociales, como Twitter y Facebook, y luego las bloqueó totalmente. Ha prohibido que los medios de noticias usen las palabras “guerra” e “invasión”.
Y el presidente Putin acaba de firmar una ley que amenaza con hasta 15 años de cárcel a toda persona —periodistas y ciudadanos de a pie por igual— que realice publicaciones sobre lo que Rusia verdaderamente está haciendo en Ucrania.
Mientras esta guerra sigue provocando caos y masacres en Ucrania —y el presidente Putin reafirma su determinación de controlar al pueblo ruso— lamentablemente creo que podremos ver más ciberataques, con consecuencias más allá de Ucrania, y sin duda más esfuerzos para acallar la libre expresión en Rusia.
En esta coyuntura, el Seminario sobre Ciberseguridad entre España y EE. UU. se ha organizado en un momento más que oportuno.
Debemos trabajar juntos para impulsar un marco global acerca de cómo las naciones se comportan en el ciberespacio, a fin de promover la paz duradera y prevenir nuevos conflictos.
Debemos actuar para que los ciberactores maliciosos —sean privados o con apoyo de estados— respondan por sus acciones, pues los ciberataques no son delitos sin víctimas.
Debemos ayudar a otros países a fortalecer su propia capacidad de soportar ataques cibernéticos que puedan dañar su seguridad, sus economías y la confianza de sus ciudadanos.
Tenemos que invertir en innovación en Estados Unidos, en España y en otras democracias con valores afines, para que las herramientas y las tecnologías del futuro se construyan para generar más oportunidades, en vez de cercenar libertades.
Y debemos defender y promover nuestros valores en el ciberespacio, así como lo hacemos en países y organizaciones en todo el mundo. Para reivindicar los derechos humanos y la dignidad humana. Para promover la libertad de expresión y la libertad de prensa. Para facilitar el libre flujo de información entre países y continentes.
Internet y las cibertecnologías pueden ser facilitadores sumamente potentes de la verdad, la libertad, la confianza y los vínculos humanos.
Podemos apreciarlo cada vez que el presidente Zelenski convoca al pueblo ucraniano a través de los videos que publica. Cada vez que una plataforma en línea como Airbnb se usa para ayudar a encontrar alojamiento para una familia que necesita ser acogida. Cada vez que los ucranianos de a pie usan Telegram o Twitter para mostrar al mundo qué implica verdaderamente la guerra del presidente Putin en el terreno.
Depende de nosotros que podamos construir el ciberespacio y las tecnologías del futuro a los que aspiramos.
En el Departamento de Estado, el secretario de Estado Blinken ha estado planteando cuestiones relacionadas con tecnologías emergentes y cibernéticas como asuntos de máxima prioridad.
El año pasado, mantuvimos consultas y conversaciones de amplio alcance como parte de una evaluación integral de la organización y las políticas sobre ciberespacio y tecnologías emergentes en el Departamento de Estado. Y escuchamos algunas cosas en forma reiterada.
En primer lugar, casi todos reconocieron que Estados Unidos necesita con urgencia fortalecer su liderazgo internacional en materia de ciberseguridad, tecnologías emergentes y políticas digitales.
En segundo lugar, nos manifestaron que no basta con enfocarse solamente en contrarrestar los ciberataques o invertir en innovación; también debemos integrar nuestra política económica, nuestras políticas sobre seguridad nacional y nuestros valores en un enfoque equilibrado con respecto a la tecnología.
Y en tercer lugar, tenemos que promover nuestra agenda diplomática en colaboración con socios y aliados.
Como resultado de este trabajo, el secretario de Estado Blinken anunció en otoño pasado que vamos a crear una nueva Oficina de Ciberespacio y Políticas Digitales, así como un nuevo Enviado Especial para Tecnologías Críticas y Emergentes.
El Congreso aprobó nuestros planes hace poco, y estamos trabajando activamente para establecer estos nuevos organismos.
Nos proponemos promover esta agenda abordando cada tecnología y cada tema en forma específica, tanto dentro del ámbito del Gobierno de EE. UU. como con nuestros aliados y socios en todo el mundo, que incluyen obviamente a nuestros amigos aquí en España.
Entonces, quisiera agradecer nuevamente a Ángeles y a sus colegas por haber organizado los eventos del día de hoy. Sé que nuestras delegaciones mantendrán diálogos provechosos e interesantes a lo largo de la jornada, entre sí y con los líderes empresariales y de la sociedad civil que nos acompañarán en las sesiones de la tarde. Tenemos gran expectativa de seguir manteniendo una colaboración y una alianza estrechas entre Estados Unidos y España con respecto a estos temas.