La tasa de fraude en seguros detectada en España ha ido creciendo a un ritmo anual de algo más del 2%, según el Mapa de Fraude en Seguros de AXA. La evolución del fraude muestra un crecimiento exponencial durante la última década y recientemente el patrón ha ido cambiando. Esto se debe en parte a la mejora de las tasas de detección de las aseguradoras y al efecto de la pandemia que está causando estrés financiero, lo que genera declaraciones erróneas, exageraciones y omisiones de los clientes.
Estadísticas preocupantes como esta resaltan la creciente importancia de los datos verificados en los procesos de evaluación en las declaraciones de siniestros y solicitudes de seguros. La verificación de la información es un componente vital en la lucha de la industria de seguros contra el fraude ya que pueden ayudar a gestionar el riesgo de manera efectiva en el momento de la suscripción y también ayudar al equipo de siniestros a identificar declaraciones fraudulentas.
El fraude de solicitud puede ser la manipulación deliberada de los datos proporcionados para obtener una cotización más barata, por lo general ocultando información de siniestros previos. Lejos de ser un delito sin “víctimas”, a través del fraude en solicitud, los clientes inocentes pueden terminar perdiendo. Puede tratarse de un cliente que, de forma intencionada o no, tergiverse información en su solicitud, sin darse cuenta de que esto podría invalidar su cobertura en caso de accidente. O también podría ser un conductor al que le robaron su carnet de conducir para que el estafador pueda asegurar una póliza con la única intención de cometer fraude.
Nuestro estudio en el Reino Unido muestra que el 41% de los consumidores que tenían un siniestro anterior no informó del mismo cuando solicitaron una nueva póliza. Los costes de los nuevos siniestros de estos consumidores fue un 56% más alto que el promedio y un 34% más altos que los de los consumidores con el mismo historial real siniestral que habían declarado la información rigurosamente.
Las tendencias en el fraude han hecho que el uso de más información compartida de toda la industria, a través de bases de datos contributivas, sea una herramienta importante en la lucha contra el mismo en los mercados de seguros de todo el mundo. Las nuevas soluciones, como la información de la dirección de correo electrónico, brindan controles de validación de identidad en el punto de solicitud, cotización y siniestro, a lo largo de todo el ciclo de vida del cliente.
Al mismo tiempo, los proveedores de seguros son muy conscientes de la necesidad de realizar esos controles sin ralentizar el proceso de solicitud y cotización para el cliente, de una manera que no cause fricciones. Es un equilibrio difícil de lograr y ha pasado a un primer plano con la pandemia y el mayor énfasis en el autoservicio digital.
Las técnicas para detectar el fraude de solicitud se basan en conocimientos derivados de datos procesables. Un enfoque para impulsar la automatización en el proceso de validación de identidad se puede centrar en analizar una parte de la información que ya se proporcionó en el proceso de solicitud: la dirección de correo electrónico del solicitante. De todos los datos proporcionados cuando una persona solicita un seguro, el email electrónico podría convertirse en uno de los más poderosos para detectar fraudes en las solicitudes.
Nuestra dirección de correo electrónico se ha vuelto fundamental en nuestra actividad diaria utilizándose prácticamente en el 100% de las transacciones online. Cambiar una dirección de correo electrónico es algo que la mayoría de la gente evita. Esto significa que las direcciones de correo electrónico pueden impulsar el conocimiento e inteligencia digital de muchas industrias para ayudar a validar la identificación de una persona.
Los scoring de riesgo aplicados sobre direcciones de correo electrónico pueden llevar a la industria del seguro a un nuevo nivel en lo que se refiere a detección de fraudes en aplicación. Evitará que los proveedores de seguros suscriban negocios que sean potencialmente fraudulentos y a proteger a las personas cuya identidad se ha visto comprometida, mientras facilita un proceso de suscripción fluido y sin perjudicar la experiencia de cliente.
Los casos de fraude impactan de manera significativa en la prima que pagan los asegurados por sus pólizas. Es importante recordar que el fraude de solicitudes no es un delito «sin víctimas». Y hay nuevas maneras para que la industria lo afronte y mitigue en beneficio de todos los clientes.