Con los primeros días de frío llegan también una serie de enfermedades asociadas al invierno. Una de las que afecta a más personas es el asma. Los datos de la OMS apuntan a que unos 334 millones de personas en todo el mundo la sufren.
Esta enfermedad respiratoria es crónica y está causada por la inflamación de los bronquios provocada por diferentes estímulos. Al estrecharse, entra menos aire.
Los factores que desencadenan las crisis son variados. Muchos están relacionados con los diferentes tipos de asma.
Tipos de asma según la causa
Asma alérgico
Los problemas respiratorios son consecuencia de una exposición a determinados alérgenos. Los ácaros del polvo, el pelo de animales, el moho o el polen son algunos de los más comunes. Se dan normalmente en personas con alergias previas y/o antecedentes familiares.
Asma estacional
Los ataques de asma aparecen sobre todo en primavera o a finales del verano, debido al polen de las plantas.
Asma no alérgico
En este caso las causas van desde una sustancia irritante hasta un cambio brusco de la temperatura, pasando por una infección respiratoria, la exposición al aire frío o la contaminación.
Asma ocupacional
Está relacionado con las partículas y sustancias que se encuentran en los ambientes laborales. Las resinas, los metales, el polvillo de la madera, los productos químicos… Hay muchos factores determinantes.
Asma inducida por el ejercicio
La crisis asmática surge al realizar una actividad física. Tos, falta de aliento y sibilancias son los síntomas más destacados.
Asma nocturno
Es el que se presenta de madrugada e interrumpe el sueño.
Según la frecuencia
Aparte de los tipos de asma en función de las causas, también se clasifica por niveles:
- Intermitente: las crisis se dan de forma ocasional (máximo dos días a la semana o dos noches al mes).
- Persistente: este, a su vez, puede ser leve (más de dos veces por semana pero menos de una vez al día), moderado (síntomas diarios y crisis nocturnas más de un día a la semana) o severo (varias veces al día).
Síntomas del asma
La dificultad para respirar es el síntoma más característico del asma. Pero no el único. Fatiga, silbidos en el pecho, opresión en el pecho, tos seca, picor en la nariz, estornudos, insomnio o dificultad para realizar las tareas diarias son otros signos que identifican esta enfermedad.
Tratamiento del asma
El tratamiento a aplicar debe valorarlo el médico, atendido al tipo y severidad del asma. De hecho, si se atiende al control del paciente, se habla de asma controlado, parcialmente controlado o no controlado.
Como cualquier enfermedad crónica, el asma no tiene cura, pero puede controlarse mediante medicación. Por eso es importante hacer un diagnóstico correcto.
Si cree que usted o alguien de su familia puede ser asmático, debe acudir al especialista lo antes posible.
Por último, unos consejos para minimizar el riesgo de sufrir una crisis asmática:
- Evitar la exposición a sustancias irritantes o que causen alergias (ácaros, polen, pelo de animales, etc.).
- Si es posible, no consumir aspirinas ni antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno.
- Tener precaución al hacer deporte.
- Controlar la respiración haciendo ejercicios.
- No fumar.