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La curación de lesiones cerebrales podría relacionarse con un tipo de cáncer
Escrito el 10 ene 2021
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Madrid.- El proceso de curación de una lesión cerebral podría estimular el crecimiento de glioblastomas en ese órgano, un descubrimiento que puede abrir nuevas ideas sobre el tratamiento de este tipo de cáncer, según un estudio que publica este lunes Nature Cancer.
Una lesión cerebral puede ser desde un trauma, hasta una infección o un accidente cardiovascular.
El estudio, que firman científicos canadienses y se centra en un cáncer cerebral común conocido como glioblastoma, indica que las nuevas células generadas para reemplazar a las perdidas por la lesión pueden sufrir cambios, lo que “podría estimular el crecimiento de un tumor».
“Nuestros datos sugieren que el cambio mutacional correcto en determinadas células del cerebro podría ser modificado por una lesión para dar lugar a un tumor”, según Peter Dirks, del Hospital infantil de Toronto.
Los expertos consideran que este descubrimiento podría conducir a nuevas terapias para los pacientes de glioblastoma, que actualmente tienen opciones de tratamiento limitadas con un promedio de vida de 15 meses después del diagnóstico, señala la Universidad de Toronto.
Dirks explicó que el glioblastoma puede considerarse “como una herida que nunca deja de curarse”, lo que ofrece una nueva perspectiva de cómo se origina y crece el tumor, y “abre ideas completamente nuevas sobre el tratamiento al centrarse en la respuesta de la lesión y la inflamación».
Los investigadores trazaron un mapa de la composición molecular de las células madre del glioblastoma (CMG), que el equipo había demostrado que son las responsables del inicio y la reaparición del tumor después del tratamiento.
Así, encontraron nuevas subpoblaciones de SGC que llevan el sello molecular de la inflamación y que se mezclan con otras células madre de cáncer dentro de los tumores de los pacientes.
Esto sugiere que “algunos glioblastomas comienzan a formarse cuando el proceso normal de curación de los tejidos, que genera nuevas células para reemplazar las perdidas por lesiones, se descarrila por mutaciones, posiblemente incluso muchos años antes de que los pacientes se vuelvan sintomáticos”, dijo Dirks.
Una vez que una célula mutante participa en la curación de una herida, no puede dejar de multiplicarse porque los controles normales se rompen y esto estimula el crecimiento del tumor, según el estudio.
El equipo estudió GSC de tumores de 26 pacientes y analizaron casi 70.000 células con secuenciación de ARN unicelular, que detecta qué genes están activados en las células individuales.
Los datos confirmaron la amplia heterogeneidad de la enfermedad, lo que significa que cada tumor contiene múltiples subpoblaciones de células madre cancerígenas molecularmente distintas, lo que hace probable la recurrencia, ya que la terapia existente no puede eliminar todos los diferentes subclones.
Los glioblastomas tienen dos estados moleculares, denominados “desarrollo”, que es una característica de las células madre de ese tumor, y “respuesta a las lesiones».
Ese segundo estado fue “una sorpresa” para los investigadores porque mostró un aumento de las vías inmunológicas y de los marcadores de inflamación, como el interferón y el TNFalpha, que son indicativos de los procesos de curación de las heridas.
El equipo descubrió que la combinación relativa de los dos estados era específica para cada paciente, lo que significa que cada tumor estaba sesgado hacia el extremo de desarrollo o de respuesta a la lesión.
Los investigadores están buscando ahora apuntar a estos sesgos para estudiar terapias personalizadas.
Una lesión cerebral puede ser desde un trauma, hasta una infección o un accidente cardiovascular.
El estudio, que firman científicos canadienses y se centra en un cáncer cerebral común conocido como glioblastoma, indica que las nuevas células generadas para reemplazar a las perdidas por la lesión pueden sufrir cambios, lo que “podría estimular el crecimiento de un tumor».
“Nuestros datos sugieren que el cambio mutacional correcto en determinadas células del cerebro podría ser modificado por una lesión para dar lugar a un tumor”, según Peter Dirks, del Hospital infantil de Toronto.
Los expertos consideran que este descubrimiento podría conducir a nuevas terapias para los pacientes de glioblastoma, que actualmente tienen opciones de tratamiento limitadas con un promedio de vida de 15 meses después del diagnóstico, señala la Universidad de Toronto.
Dirks explicó que el glioblastoma puede considerarse “como una herida que nunca deja de curarse”, lo que ofrece una nueva perspectiva de cómo se origina y crece el tumor, y “abre ideas completamente nuevas sobre el tratamiento al centrarse en la respuesta de la lesión y la inflamación».
Los investigadores trazaron un mapa de la composición molecular de las células madre del glioblastoma (CMG), que el equipo había demostrado que son las responsables del inicio y la reaparición del tumor después del tratamiento.
Así, encontraron nuevas subpoblaciones de SGC que llevan el sello molecular de la inflamación y que se mezclan con otras células madre de cáncer dentro de los tumores de los pacientes.
Esto sugiere que “algunos glioblastomas comienzan a formarse cuando el proceso normal de curación de los tejidos, que genera nuevas células para reemplazar las perdidas por lesiones, se descarrila por mutaciones, posiblemente incluso muchos años antes de que los pacientes se vuelvan sintomáticos”, dijo Dirks.
Una vez que una célula mutante participa en la curación de una herida, no puede dejar de multiplicarse porque los controles normales se rompen y esto estimula el crecimiento del tumor, según el estudio.
El equipo estudió GSC de tumores de 26 pacientes y analizaron casi 70.000 células con secuenciación de ARN unicelular, que detecta qué genes están activados en las células individuales.
Los datos confirmaron la amplia heterogeneidad de la enfermedad, lo que significa que cada tumor contiene múltiples subpoblaciones de células madre cancerígenas molecularmente distintas, lo que hace probable la recurrencia, ya que la terapia existente no puede eliminar todos los diferentes subclones.
Los glioblastomas tienen dos estados moleculares, denominados “desarrollo”, que es una característica de las células madre de ese tumor, y “respuesta a las lesiones».
Ese segundo estado fue “una sorpresa” para los investigadores porque mostró un aumento de las vías inmunológicas y de los marcadores de inflamación, como el interferón y el TNFalpha, que son indicativos de los procesos de curación de las heridas.
El equipo descubrió que la combinación relativa de los dos estados era específica para cada paciente, lo que significa que cada tumor estaba sesgado hacia el extremo de desarrollo o de respuesta a la lesión.
Los investigadores están buscando ahora apuntar a estos sesgos para estudiar terapias personalizadas.