La construcción ha sido uno de los sectores vivos donde la evolución de las últimas décadas ha dejado patente que hay que apostar por la innovación, los nuevos materiales y la adaptación a nuevas necesidades.
Los falsos techos modulares, por ejemplo, surgieron hace varias décadas como una solución sencilla y económica para la terminación del techo interior de las estancias en los edificios, ocultando los forjados de los pisos superiores y algunas instalaciones que de esta forma quedaban ocultas. Además aportaban una estética básica y global al edificio.
En cuanto al aspecto estético de la solución, aparecieron las diferentes perforaciones y patrones decorativos en los techos, las gamas de colores en techos y perfilería se ampliaron y dieron cabida a colores corporativos, se apostó por las diferentes soluciones con cantos que permiten perfiles ocultos y semiocultos, etc.
Con el paso del tiempo, esta solución fue mejorando pensando también en el uso y el bienestar de los usuarios con materiales que han contribuido al acondicionamiento acústico, que aportaban mayor variedad de soluciones decorativas y que cumplían con los requisitos más exigentes en material de reacción al fuego, de calidad del aire interior, de reflexión lumínica, etc.
Otras propiedades que fueron cobrando sentido y adaptándose fueron las que sirven para aumentar los beneficios de los techos modulares. Entre ellas, las propiedades frente al fuego (A1 es la clasificación alcanzada por algunos techos), su contribución a asegurar la calidad del aire interior (hasta clase A+), la resistencia a la humedad (hasta el 100%), el aumento de la reflexión de la luz natural o la integración con otros elementos, como luminarias de techo y las rejillas de salida y retorno climatización y ventilación, etc.
Todo eso hasta llegar a nuestros días, donde las necesidades de cualquier plantilla y oficina son muy distintas incluso que las que había hace escasos 10 años.
Actualmente, el principal beneficio que los techos modulares aportan al usuario final es el acondicionamiento acústico interior.
“Esto se consigue gracias a la incorporación de velos acústicos en los techos metálicos y a la utilización de diversos materiales para la fabricación de otros techos suspendidos. Entre todos ellos, destacan muy especialmente las lanas minerales – lana de vidrio y lana de roca -, que consiguen excelentes resultados de absorción acústica, con coeficientes αw que llegan al valor máximo de 1” explican desde Eurocoustic.
¿Qué esperar de la era post covid en la construcción?
Con la nueva realidad tras la actual crisis del Covid-19, el sector de la construcción aborda nuevos desafíos no solamente en cuanto a la disposición y organización de los elementos arquitectónicos, sino también en cuanto a los requerimientos y propiedades de materiales y soluciones. De entre todos ellos, especialmente a dos.
Por un lado, a todo lo relacionado con el acondicionamiento acústico, que garantice poder escuchar y comprender bien a otras personas en las nuevas formas de comunicación que han llegado para quedarse. No se puede negar que el incremento de ruidos no deseados y/o la falta de inteligibilidad de la palabra en cualquier estancia puede llevar a una reducción involuntaria del distanciamiento social que se nos va a exigir respetar y a la no comprensión del mensaje.
Por otro, las necesidades de limpieza de los materiales, que garanticen los niveles de desinfección imprescindibles para el uso específico de cada estancia acabarán por convertirse en tendencia duradera, más que en una moda pasajera o reacción puntual. Con seguridad la clave pasará ahora por nuevos requerimientos más exigentes en este campo en las memorias de los proyectos.
En este sentido, Saint-Gobain Eurocoustic, referente en el sector de falsos techos de lana de roca, cuenta en su oferta estándar con dos familias de producto únicas, ULTRA-CLEAN y Clini’Safe, especialmente diseñadas para atender las necesidades más exigentes tanto en acondicionamiento acústico como en limpieza/desinfección, sin descuidar otras como el confort estético y la sostenibilidad.