Por: Lic. Felix Santana Garcia
felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com
Economista, Profesor Universitario
Para “El Mundo de la Política”, y demás
Multimedios de The Ballester Media Group, Inc.
Mientras pasan velozmente los segundos, minutos y horas la pandemia Covid-19 cobra nuevas vidas e infectados y los científicos apuran el paso en la investigación y desarrollo de una vacuna que prevenga, mejore o cure tan temible enfermedad, también la economía y las finanzas se recienten de forma negativa.
Hoy son muchas las personas que muestran su asombro al ver que las principales potencias económicas y militares del mundo, no obstante hacer alarde de avance científico y tecnológico y mostrar una actitud de desafío competente entre ellas y ante las demás naciones, se dan cuenta hoy que realmente no han avanzado en lo esencial de la vida como es hacer estable o segura la salud, ya que siguen circulando en el mundo muchos virus y bacterias que amenazan la misma vida, pues sin salud después de Dios no es posible la existencia.
Se podrá tener mucho dinero pero y poder pero sin salud no se avanza ni media pulgada en el diario vivir. Muestra de ello es el caso de una vez diagnosticada una enfermedad catastrófica el ser humano se amilana y pierde todo interés en hacer sus actividades cotidianas, aislándose inclusive hasta de sus amigos y familiares buscando entonces al Dios Todopoderoso en el que nunca han creído.
A pesar de ello el hombre continúa mostrando interés desmedido por los bienes materiales acosta hasta de su salud. En medio de esta tragedia que hoy se cierne sobre la humanidad y que amenaza hasta desaparecerla de la faz de la tierra, si se descuida, el hombre continúa luchando por sobrevivir.
En medio de las cifras de muertos e infectados por el Covid-19, economistas, financistas, hombres y mujeres de negocios se sobreponen a cualquier pensamiento negativo y día a día hacen pronósticos económicos sobre el comportamiento que tendrán las variables económicas más importantes una vez aminoren los efectos de la pandemia.
Conforme a ello se ha desatado una guerra de pronósticos y opiniones económicas lo que ha dado lugar a que se desempolven herramientas de viejos modelos econométricos o nuevos métodos de pronósticos a los fines de aproximarse a la realidad situacional que vivirá la humanidad en los meses y años por venir.
Profesionales de las disciplinas relativas a administrar el dinero y de gestionar los factores económicos: tierra, trabajo y capital, se abrazan a su verdad conforme sus pronósticos.
Son muchas las predicciones económicas y financieras que hoy ocupan las páginas de las secciones económicas de los principales medios informativos, las que son analizadas, aceptadas o rechazadas conforme la visión que se tenga sobre el porvenir de la economía global y local.
Aunque se tengan las mejores tendencias de los últimos años es difícil hacer cualquier pronóstico en un ambiente de incertidumbre ya que cada país, etapa de la vida y crisis tienen sus características particulares.
Hoy se lidia con una terrible crisis de sanidad que influye directamente en la economía global pues se tienen Chocks económicos internos y externos que hacen mucho más complicado el descifrar con exactitud lo que ha de suceder en el corto, mediano y largo plazo en lo que respecta a la extensión o alcance real de dicha pandemia, pues todo depende del plazo o terminación de ella para poder hacer pronósticos mas acertados.
Son muchos los porcentajes y guarismos absolutos que actualmente se manejan relativos a los posibles comportamientos que tendrán los fundamentos económicos, es el caso de la inflación, el crecimiento, la tasa de cambio y las tasas de interés. Hay muchas ideas, opiniones y cálculos encontrados sobre estos aspectos macroeconómicos.
Hay preocupación en algunos casos extremo por el nivel de endeudamiento y por los déficits: fiscales, cuentas corrientes y balanza de pagos pero no se debe olvidar que la crisis es global y por tanto acreedores físicos e institucionales tendrán que renegociar sus préstamos con los prestatarios e inversionistas a través de los bancos de inversión y flexibilizar las condiciones de los mismos.
Se debe tener presente que en virtud de que la situación es mundial también el tratamiento debe ser global por que una vez aminore o desaparezcan los efectos de la pandemia un país o sector necesitará del otro para poder reemprender el ritmo de las actividades económicas.
Muchos dirán que los compromisos u obligaciones financieras deben ser honrados pero algunos de ellos deberán ser condonados o flexibilizados.
No se gana nada con que un sector o país ponga al otro cortapisa o de rodillas pues esto dificultará el que todos vuelvan a la normalidad de sus actividades.
Se impone siempre que se pronostique o planifique el futuro para tener una idea de qué hacer con los planes, programas y proyectos una vez se vuelva a la normalidad parcial o total, pero sin caer en exageración.
Está claro que hay que evitar la improvisación a los fines de dar pasos concretos sobre las estrategias y tácticas que han de desarrollarse y ejecutarse para enderezar el quehacer económico de la nación.
Hay mucho trabajo que hacer antes, durante y después de la pandemia y mientras más rápido se actúe los efectos negativos serán menores.
No debe perderse de vista que, hasta tanto no se tenga control sobre las causas del malestar económico que hoy ya se siente y que llevará a muchas economías a la recesión no se tendrán pronósticos o estimaciones confiables.
Lamentablemente, ahora y casi nunca han existido fórmulas perfectas que lleven exactitud en solucionar los distintos problemas de la vida.
Se podrá acertar en algunas ocasiones y ante algunas situaciones pero hasta que no se eliminen las causas de los efectos que se tienen hoy no se podrá tener un pronóstico con certidumbre. Hay que recordar el refrán que dice: Muerto el perro se acabó la rabia.
Es oportuno aquí destacar que el profesional de la economía tiene licencia para errar pues una vez sucedido el hecho económico equivocado que previamente lo daba como cierto y exacto tiene el privilegio de enmendarlo sin consecuencia alguna.
Una vez el hecho consumado nada le sucede a dicho profesional a menos que los resultados sean catastróficos y que alguien esté en ánimo de someterlo a la justicia por los errores cometidos causante de la ruina la economía de un país.
Sobre lo anterior solo se tiene como ejemplo el sometimiento a la justicia y condena del conocido caso del economista Domingo Felipe Caballo, expresidente del Banco Central de la Argentina (1982) quien llevó a ese país a un corralito financiero y otras acciones económicas que agravaron la crisis financiera y económica de esa nación suramericana.
El premio nobel o reconocimiento global a favor de un profesional en este caso de un economista será bien otorgado cuando sus hallazgos puedan solucionar algún problema que afecte a toda la humanidad o que pueda predecir el futuro de una crisis económica y financiera que hasta ahora nadie lo ha podido predecir con certeza meridana.
Eh ahí las crisis financieras y económicas de los años 1929, 1990, 2008 y ahora ante lo que sucederá una vez terminen los efectos de la pandemia que nadie hasta ahora pueda decir de forma anticipada cual sería la solución de las secuelas de dichos eventos.
A pesar de ello, estos profesionales de dichas disciplinas continúan hablando y pronosticando el futuro económico de la nación dominicana y otros confines del mundo, sin importar lo acertado o desacertado que sean sus predicciones.
Muchos pronósticos se aproximarán y otros quedarán en el aire, pero lo importante es sortear las probabilidades que algunas de ellas han de aproximarse a las soluciones de los problemas económicos más acuciantes post pandemia.
En estas reflexiones se pudieron incluir distintas estimaciones numéricas o porcentuales elaboradas por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Cepal, Morgan Stanley, JP Morgan, OCDE, entre otras instituciones pero sería repetir más de lo mismo.
Esto así ya que no se tiene seguridad de cuál sería el pronóstico que más se ajustará a la realidad venidera. No obstante a ello nunca se debe escatimar esfuerzo alguno en la búsqueda de la verdad por lo que se continuará escuchando que todos hablen de economía.