Cuando los países de todo el mundo hacen frente a la emergencia sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19, los efectos económicos de las medidas de mitigación han repercutido inmediatamente en los mercados mundiales de productos básicos, y es probable que sigan afectándolos en el largo plazo.
En la edición de abril del informe Commodity Markets Outlook (Perspectivas de los mercados de productos básicos), se informa que la conmoción económica mundial provocada por la pandemia ha hecho bajar la mayoría de los precios de los productos básicos, lo que se espera que se traduzca en precios sustancialmente más bajos en 2020.
En los siguientes seis gráficos se ilustran las perspectivas para los mercados de productos básicos:
1. La pandemia llevó a una disminución generalizada de los precios de los productos básicos
Las medidas de mitigación adoptadas para frenar la propagación de la COVID-19 han dado lugar a un colapso sin precedentes de la actividad económica y el transporte, lo que ha resultado en una caída generalizada de los precios de los
El brote del nuevo coronavirus provocó mayores impactos en el mercado del petróleo crudo, ya que dos tercios del petróleo se usan para el transporte. Se prevé que el precio del petróleo crudo alcance un promedio de USD 35 por barril en 2020, lo que refleja un colapso sin precedentes en la demanda de petróleo. Los precios del crudo Brent bajaron un 70 % desde el pico registrado en enero, y el gran e histórico recorte de la producción por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y de otros productores de petróleo no lograron subir los precios en abril. Todos los puntos de referencia del petróleo crudo experimentaron fuertes caídas, y algunos cayeron por poco tiempo a niveles negativos. Se espera que la demanda de petróleo crudo disminuya casi un 10 % (interanual) en 2020, más del doble que cualquier otra caída anterior.
2. Los metales cayeron al colapsar la demanda industrial
productos básicos. Se prevé que la mayoría de los precios de los productos básicos serán más bajos en 2020 que en 2019, siendo los precios de la energía los más afectados y los de la agricultura los menos afectados. Los riesgos para las previsiones de los precios son considerables en ambas direcciones (al alza y a la baja) y dependen en gran medida de la rapidez con que se contenga la pandemia y se levanten las medidas de mitigación. [Resumen ejecutivo, gráfico 1.A]
3. El mercado del petróleo crudo es el más afectado por la pandemia
La mayoría de los precios de los metales disminuyeron en el primer trimestre de 2020, lo que refleja un colapso en la demanda industrial en el mundo debido a la pandemia de COVID-19.
Las medidas de estímulo y las crecientes preocupaciones por el suministro no han tenido un impacto importante hasta la fecha en los precios de los metales. Las caídas en estos precios, a raíz de la pandemia de COVID-19, son por ahora menos severas en comparación con la crisis financiera mundial.
4. Los precios de los productos alimenticios cayeron, a excepción del arroz
La mayoría de los precios de los alimentos básicos disminuyeron como respuesta a las medidas de mitigación para contener la propagación de la pandemia de COVID-19, la producción récord de algunos granos y las condiciones climáticas favorables en las principales regiones productoras. Sin embargo, los precios del arroz aumentaron debido a los anuncios de restricciones de políticas por parte de algunos productores de Asia oriental y la escasez de producción derivada de las condiciones meteorológicas.
5. A pesar de que los mercados están bien abastecidos, preocupa la seguridad alimentaria
Los mercados mundiales de alimentos siguen ampliamente abastecidos después de las excelentes cosechas del último tiempo, especialmente de maíz y trigo. Para los principales alimentos básicos, las relaciones entre las existencias y la utilización son muy altas de acuerdo con los niveles históricos. Sin embargo, los recientes anuncios de algunos de los principales exportadores, así como las compras “extraordinarias” de algunos importadores generaron preocupación acerca de la seguridad alimentaria. Si tales inquietudes se generalizan, se puede producir acaparamiento. Los países de ingreso bajo son particularmente vulnerables a la inseguridad alimentaria, ya que los alimentos representan una proporción mucho mayor de su consumo que en otros mercados emergentes y economías en desarrollo.