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ARTICULO: Uso abusivo de los ingresos públicos
Escrito el 27 ene 2020
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Por: Lic. Félix Santana García
[email protected]
Economista, Profesor Universitario
Para “El Mundo de la Política”, y demás medios
especializados de The Ballester Media Group.
No es como frecuentemente se afirma que el problema del ser humano para satisfacer sus necesidades en las distintas actividades que desempeña es solo aumentar los ingresos para poder gastarlos de forma descontrolada, pues erróneamente se acciona que mientras más ingresos se perciben más se debe gastar enfrentando el uso de los recursos ante los gastos en una carrera sin límite o en círculo vicioso y no se entiende, comprende y aplica que el problema real al usar el dinero es el abuso que se hace al desembolsarlo en gastos superfluos o improductivos. Esto así ya que los gastos y no los ingresos son la causa de los déficits o faltantes de recursos.
Lo anterior es una práctica constante que automáticamente el ser humano como por si fuese por inercia o arte de magia tiende a repetir una y otra vez y más cuando el gastar alegremente se convierte en una adicción desenfrenada.
Son muchas las personas que una vez perciben dinero y más si este es en abundancia y sin costo en su esfuerzo para obtenerlo sienten que están obligados a gastarlo consciente o inconsciente sin que se midan los riesgos o consecuencias negativas que esta práctica pueda generarle tanto a su persona como a sus semejantes.
Todo depende del estilo de vida o gestión de administrar el dinero que se desee llevar. Se gastan los recursos para dejar satisfechas necesidades básicas por lujos o vanidades, por ambiciones de poder, por vicio, dilapidación, consumo excesivo, por depresión, compulsiva, por capricho o por estar afectado del síndrome del desorden financiero, enfermedad que afecta a hombres y mujeres, afectando la seguridad económica de una persona, empresa o institución estatal.
Si bien es cierto que es necesario generar dinero suficiente para cubrir gastos e inversiones, este debe ser bien aplicado en cosas y actividades, planes, programas y proyectos que generen valor, que produzcan retorno, que generen fuentes de trabajo pero si solo se gasta por gastar y no se alimentan las fuentes de ingresos continuamente y a estos ingresos no se le da el uso eficiente y efectivo se estaría trabajando por amor al arte o para estar cansando. Dice el refrán popular que “donde se saca y no se echa se acaba la cosecha”.
No todas las personas comunes, profesionales, funcionarios o administradores de hogares, empresas e instituciones del Estado o simplemente individuos tienen la capacidad de administrar sus recursos.
Una expresión sabia dice: “se es más pobre cuanto más cosas se desea”. Cuando las metas rebasan los límites de la capacidad financiera se cae en endeudamiento y si no se tiene capacidad de pago entonces se cae en incumplimiento o default dañando la solvencia, crédito, baja calificación de riesgo y reputación de quienes dejan de pagar.
Se ha convertido en un tema obligado el tratar recurrentemente el tópico de los gastos excesivos que las autoridades gubernamentales dominicanas generan constantemente al extremo de producir faltantes de recursos que les lleva a financiarlos a través de más préstamos y emisiones de deudas.
Las críticas son constantes sobre el nivel de endeudamiento excesivo que presenta el país ya que este sobrepasa más del 50% en relación al Producto Interno Bruto y que para honrar los gastos financieros o intereses haya que disponer de más de RD$24.00 de cada cien que ingresa al erario o de los ingresos por concepto de recaudaciones tributarias.
Realmente el tema del uso y abuso de los ingresos generadores de más déficits fiscales financiados con préstamos y deuda es preocupante y más cuando se sabe que el dinero prestado hay que honrarlo ya que no se trata de una donación financiera o técnica.
Se sabe que todo Estado que debe dinero está en manos de quienes se lo presta y está obligado a pagarlo en este caso con más impuesto, con más ingresos por ventas en el caso de las empresas privadas y en el caso de las familias y los individuos mediante más deudas o aumenta de ingresos percibido del trabajo que se realice.
No hay forma de que las autoridades pongan coto a la incontinencia deudora que las mismas generan día por día, como parte de su estilo de gobernar y de hacer crecer la economia, tapando por supuesto las malas prácticas de gestión administrativas.
Lo más preocupante de todo ello es que la Republica Dominicana carece de institucionalidad por lo que no se respetan las leyes legisladas para la buena administración de los recursos y la ausencia de una ley de responsabilidad fiscal que castigue mediante un régimen de consecuencias de forma ejemplar el exceso de endeudarse y gastar sin ningún sin control.
En la nación dominicana se gasta alegremente, sin que se rinda un informe serio y responsable sobre el uso que se le haya dado al dinero puesto bajo custodia y uso de un incumbente público específico. En una sola palabra los ingresos se manejan peor de si se tratara de un barril sin fondo.
El Ministerio de Hacienda a través de la Dirección de Impuestos Internos (DGII) se vanagloria sobre sus recaudaciones de que estas han crecido alcanzando la importante suma de RD$483,066 millones en todo el año 2019.
Lo último que se tiene es que la DGII aumentó sus recaudaciones en un 12% en el año 2019, al registrar RD$52,437 millones más que en el año 2018 y de que sus metas fueron cumplidas, solo por ingresos por concepto de emisión de bonos se obtuvieron unos US$2,907.4 millones, pero para que si se continua gastando inmisericordemente. Hace rato que los ejes cartesianos muestran que la curva del punto de equilibrio bajó a la zona de riesgo.
Pese a ello el Gobierno Dominicano compenso sus ingresos con bonos de deuda ya que sus recursos se vieron disminuidos en el año 2019. La emisión de bonos de deuda pública represento para las finanzas del país ingresos por US$2,907.4 millones entre enero y noviembre del año pasado.
El Gobierno contaba con que en todo el año 2019 lograría ingresos totales por RD$92,810 millones pero hasta noviembre la cuenta iba por RD$820,871.2 millones equivalente a un 89% de lo estimado para todo el año.
Nadie puede ignorar que hay mucho dispendio, sin castigo o consecuencias. Recientemente en un acto público a favor de los candidatos que participarán en las elecciones municipales de parte del partido en el gobierno, el presidente del país les prometía a estos dinero suficiente en apoyo de su campaña con miras a las elecciones de febrero próximo, dinero que provendrá del erario o del dinero que el pueblo paga en impuestos.
¿Qué control, que censura oficial puede aplicarse a estas declaraciones o al posible cumplimiento de esta promesa al utilizar el dinero público a favor de cualesquiera de los candidatos oficialistas?.
El dispendio, la malversación, el gasto excesivo del presupuesto o dinero público sin presupuestación es un delito. Se sabe que la corrupción daña la economia, incrementa la desigualdad social y aumenta los niveles de pobreza.
De manera que si se quiere recuperar la credibilidad perdida departe de la población en relación al mal uso que da al dinero que este paga en impuestos y el que debe administrarse eficiente y efectivamente por el Gobierno, entonces se debe fortalecer la institucionalidad evitando el uso abusivo de los ingresos recaudados.
Hoy en día los organismos del Estado llamados a supervisar y controlar el uso del dinero presupuestado no están funcionando debidamente ya que los integrantes de estos deberían ser totalmente imparciales y cumplir con la constitución y las leyes adjetivas que les dieron origen.
Estos organismos deberían ser debidamente supervisados por el Senado de la República Dominicana pues a los supervisores o fiscalizadores ¿quiénes los supervisan?
Recientemente afirmaban las autoridades del Partido Revolucionario Moderno (PRM) que la Junta Central Electoral no tiene la voluntad necesaria o requerida para detener el uso abusivo de los fondos publicos, no solo porque se encuentra inmersa en otras de sus atribuciones porque muchas veces se hace de la vista gorda ante tales desmanes.
Hasta que no se hagan cumplir las leyes y reglamentos como manda la constitución y se fortalezca la institucionalidad, el país continuará manga por hombros sin control y desbandada, haciendo abuso de los recursos publicos sin que se castigue con la cárcel y la confiscación del dinero robado a los culpables.
[email protected]
Economista, Profesor Universitario
Para “El Mundo de la Política”, y demás medios
especializados de The Ballester Media Group.
No es como frecuentemente se afirma que el problema del ser humano para satisfacer sus necesidades en las distintas actividades que desempeña es solo aumentar los ingresos para poder gastarlos de forma descontrolada, pues erróneamente se acciona que mientras más ingresos se perciben más se debe gastar enfrentando el uso de los recursos ante los gastos en una carrera sin límite o en círculo vicioso y no se entiende, comprende y aplica que el problema real al usar el dinero es el abuso que se hace al desembolsarlo en gastos superfluos o improductivos. Esto así ya que los gastos y no los ingresos son la causa de los déficits o faltantes de recursos.
Lo anterior es una práctica constante que automáticamente el ser humano como por si fuese por inercia o arte de magia tiende a repetir una y otra vez y más cuando el gastar alegremente se convierte en una adicción desenfrenada.
Son muchas las personas que una vez perciben dinero y más si este es en abundancia y sin costo en su esfuerzo para obtenerlo sienten que están obligados a gastarlo consciente o inconsciente sin que se midan los riesgos o consecuencias negativas que esta práctica pueda generarle tanto a su persona como a sus semejantes.
Todo depende del estilo de vida o gestión de administrar el dinero que se desee llevar. Se gastan los recursos para dejar satisfechas necesidades básicas por lujos o vanidades, por ambiciones de poder, por vicio, dilapidación, consumo excesivo, por depresión, compulsiva, por capricho o por estar afectado del síndrome del desorden financiero, enfermedad que afecta a hombres y mujeres, afectando la seguridad económica de una persona, empresa o institución estatal.
Si bien es cierto que es necesario generar dinero suficiente para cubrir gastos e inversiones, este debe ser bien aplicado en cosas y actividades, planes, programas y proyectos que generen valor, que produzcan retorno, que generen fuentes de trabajo pero si solo se gasta por gastar y no se alimentan las fuentes de ingresos continuamente y a estos ingresos no se le da el uso eficiente y efectivo se estaría trabajando por amor al arte o para estar cansando. Dice el refrán popular que “donde se saca y no se echa se acaba la cosecha”.
No todas las personas comunes, profesionales, funcionarios o administradores de hogares, empresas e instituciones del Estado o simplemente individuos tienen la capacidad de administrar sus recursos.
Una expresión sabia dice: “se es más pobre cuanto más cosas se desea”. Cuando las metas rebasan los límites de la capacidad financiera se cae en endeudamiento y si no se tiene capacidad de pago entonces se cae en incumplimiento o default dañando la solvencia, crédito, baja calificación de riesgo y reputación de quienes dejan de pagar.
Se ha convertido en un tema obligado el tratar recurrentemente el tópico de los gastos excesivos que las autoridades gubernamentales dominicanas generan constantemente al extremo de producir faltantes de recursos que les lleva a financiarlos a través de más préstamos y emisiones de deudas.
Las críticas son constantes sobre el nivel de endeudamiento excesivo que presenta el país ya que este sobrepasa más del 50% en relación al Producto Interno Bruto y que para honrar los gastos financieros o intereses haya que disponer de más de RD$24.00 de cada cien que ingresa al erario o de los ingresos por concepto de recaudaciones tributarias.
Realmente el tema del uso y abuso de los ingresos generadores de más déficits fiscales financiados con préstamos y deuda es preocupante y más cuando se sabe que el dinero prestado hay que honrarlo ya que no se trata de una donación financiera o técnica.
Se sabe que todo Estado que debe dinero está en manos de quienes se lo presta y está obligado a pagarlo en este caso con más impuesto, con más ingresos por ventas en el caso de las empresas privadas y en el caso de las familias y los individuos mediante más deudas o aumenta de ingresos percibido del trabajo que se realice.
No hay forma de que las autoridades pongan coto a la incontinencia deudora que las mismas generan día por día, como parte de su estilo de gobernar y de hacer crecer la economia, tapando por supuesto las malas prácticas de gestión administrativas.
Lo más preocupante de todo ello es que la Republica Dominicana carece de institucionalidad por lo que no se respetan las leyes legisladas para la buena administración de los recursos y la ausencia de una ley de responsabilidad fiscal que castigue mediante un régimen de consecuencias de forma ejemplar el exceso de endeudarse y gastar sin ningún sin control.
En la nación dominicana se gasta alegremente, sin que se rinda un informe serio y responsable sobre el uso que se le haya dado al dinero puesto bajo custodia y uso de un incumbente público específico. En una sola palabra los ingresos se manejan peor de si se tratara de un barril sin fondo.
El Ministerio de Hacienda a través de la Dirección de Impuestos Internos (DGII) se vanagloria sobre sus recaudaciones de que estas han crecido alcanzando la importante suma de RD$483,066 millones en todo el año 2019.
Lo último que se tiene es que la DGII aumentó sus recaudaciones en un 12% en el año 2019, al registrar RD$52,437 millones más que en el año 2018 y de que sus metas fueron cumplidas, solo por ingresos por concepto de emisión de bonos se obtuvieron unos US$2,907.4 millones, pero para que si se continua gastando inmisericordemente. Hace rato que los ejes cartesianos muestran que la curva del punto de equilibrio bajó a la zona de riesgo.
Pese a ello el Gobierno Dominicano compenso sus ingresos con bonos de deuda ya que sus recursos se vieron disminuidos en el año 2019. La emisión de bonos de deuda pública represento para las finanzas del país ingresos por US$2,907.4 millones entre enero y noviembre del año pasado.
El Gobierno contaba con que en todo el año 2019 lograría ingresos totales por RD$92,810 millones pero hasta noviembre la cuenta iba por RD$820,871.2 millones equivalente a un 89% de lo estimado para todo el año.
Nadie puede ignorar que hay mucho dispendio, sin castigo o consecuencias. Recientemente en un acto público a favor de los candidatos que participarán en las elecciones municipales de parte del partido en el gobierno, el presidente del país les prometía a estos dinero suficiente en apoyo de su campaña con miras a las elecciones de febrero próximo, dinero que provendrá del erario o del dinero que el pueblo paga en impuestos.
¿Qué control, que censura oficial puede aplicarse a estas declaraciones o al posible cumplimiento de esta promesa al utilizar el dinero público a favor de cualesquiera de los candidatos oficialistas?.
El dispendio, la malversación, el gasto excesivo del presupuesto o dinero público sin presupuestación es un delito. Se sabe que la corrupción daña la economia, incrementa la desigualdad social y aumenta los niveles de pobreza.
De manera que si se quiere recuperar la credibilidad perdida departe de la población en relación al mal uso que da al dinero que este paga en impuestos y el que debe administrarse eficiente y efectivamente por el Gobierno, entonces se debe fortalecer la institucionalidad evitando el uso abusivo de los ingresos recaudados.
Hoy en día los organismos del Estado llamados a supervisar y controlar el uso del dinero presupuestado no están funcionando debidamente ya que los integrantes de estos deberían ser totalmente imparciales y cumplir con la constitución y las leyes adjetivas que les dieron origen.
Estos organismos deberían ser debidamente supervisados por el Senado de la República Dominicana pues a los supervisores o fiscalizadores ¿quiénes los supervisan?
Recientemente afirmaban las autoridades del Partido Revolucionario Moderno (PRM) que la Junta Central Electoral no tiene la voluntad necesaria o requerida para detener el uso abusivo de los fondos publicos, no solo porque se encuentra inmersa en otras de sus atribuciones porque muchas veces se hace de la vista gorda ante tales desmanes.
Hasta que no se hagan cumplir las leyes y reglamentos como manda la constitución y se fortalezca la institucionalidad, el país continuará manga por hombros sin control y desbandada, haciendo abuso de los recursos publicos sin que se castigue con la cárcel y la confiscación del dinero robado a los culpables.