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Los wearables: qué son y cómo afectarán a las aseguradoras

Los wearables son artículos que llevamos puestos como parte de la vestimenta y que cuentan con un dispositivo electrónico. Gracias a las nuevas tecnologías, los servicios de los que dispone van desde la mensajería instantánea, a las cámaras de fotos o el propio control de la salud.

El concepto de wearables viene de inglés y su significado es el de algo que llevamos puesto. En la actualidad, estos dispositivos son tanto parte de la ropa como un accesorio. Las nuevas tecnologías van introduciéndose cada vez más en nuestras vidas y en nuestros hogares. Con los wearables pasan a ser algo que siempre llevamos con nosotros.

Los complementos que más se han puesto de moda son los relojes, los collares o las pulseras. La principal ventaja de estos es que ya no debemos cargarlos como sucede con el móvil, sino que pasan a ser parte de nosotros. Además, es posible programarlos para que haya una interacción.

Así, gracias a esta particularidad, pueden informarnos de nuestras pulsaciones o de la intensidad del esfuerzo que estamos haciendo. Su nuestro ritmo es demasiado elevado, los wearables nos avisarán. Otra funcionalidad es la del GPS. Ya no necesitaremos estar pendientes de una pantalla, sino que a través de unas vibraciones sabremos por dónde circular. Por todos estos motivos se les llama también relojes inteligentes o smartwatches.

Aunque estos artefactos incluyen un microprocesador tal y como la televisión o los libros electrónicos, al no formar parte de nuestra vestimenta no son considerados wearables. Se trata de un nuevo concepto de tecnología moderno cuya existencia en el mercado no ha alcanzado aún los 5 años.

CÓMO PUEDEN AFECTAR A LAS PÓLIZAS DE SEGUROS
Tal y como sucede con los coches autónomos o con las smarthome, la participación de las nuevas tecnologías ha abierto una nueva senda para las aseguradoras. Además de las cuestiones referentes a la responsabilidad cuando se producen accidentes, surge el problema de la posible violación de la privacidad, así como el de los peligros relacionados con la conectividad a Internet.

Dado que los wearables tienen la capacidad de detectar cambios en nuestro organismo e informarnos sobre nuestro estado de salud, se convierten en una nueva herramienta de control que puede también asegurarnos. Desde la detección de patologías hasta el control del consumo de alcohol.

Esta relación directa con los hábitos o la salud, podrían servir para modificar las condiciones de las pólizas de seguros, así como disfrutar de ventajas relacionadas con la fidelidad o un estado de salud óptimo. Sería esta una forma de incentivar los hábitos saludables entre la población para obtener mayores beneficios con los seguros.

Las nuevas pólizas requerirían, por tanto, seguimientos sobre dicho estado y un acceso a los dispositivos que permiten valorarlo. Con la información que estos suministren se determinaría la cobertura. Hablaríamos así de los contratos interactivos.

Los wearables suponen una nueva forma de entender las coberturas. Un camino que no está exento de polémica ya que pone en riesgo la privacidad de las personas usuarias, así como una condena de los estilos de vida más pasivos. Como todo lo relacionado con las nuevas tecnologías, habrá que esperar unos años para conocer la evolución del uso de los wearables.

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