La mayoría de personas económicamente activas que adquiere responsabilidades como son el matrimonio, los hijos, los padres que sustentar, etc., evalúan en un determinado momento adquirir una póliza de seguro de vida individual. Al hacerlo, contarán con una cobertura que ya sea en caso de fallecimiento o incapacidad, protegerá a su familia o dependientes económicos con una indemnización (suma asegurada) que les permita continuar, en cierta forma, con el ritmo de vida al que están acostumbrados.
Entonces, podríamos definir que, básicamente, se trata de instrumento de protección -y en algunos casos también de inversión- que le otorga al asegurado la tranquilidad de que ante algún evento, sea fallecimiento o incapacidad personal, su familia estará económicamente protegida.
En Marsh estamos convencidos que asesorar a nuestros clientes individuales en este asunto es de suma importancia para un manejo adecuado de sus riesgos personales, pero también existe otro aspecto, como los riesgos personales que pueden afectar a clientes corporativos y/o empresariales.
Encontramos una situación de riesgo en determinados clientes y prospectos, donde el manejo de la empresa (por lo general medianas empresas), está ligado a un determinado ejecutivo, el cual, por su función, se convierte en hombre clave de la misma, ya sea porque domina una determinada tecnología o porque la empresa se sustenta en su talento.
En este caso, la figura contractual determinaría que el contratante y el beneficiario de la póliza sean la propia empresa. De esta manera, ante un hecho inesperado del hombre clave que pudiera interrumpir el desenvolvimiento normal de la actividad comercial, el producto del seguro (indemnización) ingrese a la empresa, lo cual permitiría tomar acciones para corregir esta situación.
Otra de nuestras propuestas son aplicaciones para empresas donde los socios participan activamente en el desempeño de la misma. En este caso, como en el anterior, la empresa es la contratante y la beneficiaria. A falta de alguno de ellos, a través de una Póliza de Vida Individual, los socios restantes podrían, previo acuerdo que conste en el documento de constitución de la empresa, comprar las acciones del socio faltante con el producto del seguro y así, de alguna manera, evitar la intervención de terceros no activos en el negocio que pudieran afectar el normal desenvolvimiento de la empresa.
Estas ideas son normalmente bien aceptadas, sin embargo, muchas veces el problema que se presenta es que al momento de aterrizar la propuesta, las cifras (valor de las primas de la propuesta) son elevadas porque el hombre clave o los socios son de avanzada edad o arrastran algún tipo de pre existencia, lo cual hace que, en un mercado limitado como el nuestro, contemos con pocas opciones.
En caso de clientes de EH&B, otra propuesta es que se incluya una Póliza de Seguro de Vida como parte del “paquete de beneficios” para determinados ejecutivos, lo cual generaría atracción y fidelidad de los mismos.
Contar con una buena asesoría especializada, hará que tome la mejor decisión ajustada a las necesidades de su organización.