El consumidor contemporáneo está demandando soluciones que sean cada vez más digitales y la industria aseguradora ha sabido entender todas estas necesidades
Pensar en la innovación como un proyecto de segunda prioridad, que aún da espera o que no merece un presupuesto representativo es ignorar la realidad del mercado actual. Basta con mirar los datos preliminares del Censo Nacional del 2018 realizado por el Dane, en los que se muestra que el grueso poblacional está concentrado en los segmentos de edades de 15 a 29 años de edad, para entender que gran parte de los usuarios de los diferentes servicios de hoy en día son personas nativas del ecosistema digital o que tienen una estrecha cercanía con este.
Este panorama, entre otros factores, ha generado un cambio en las tendencias de consumo tradicionales, haciendo de las herramientas tecnológicas uno de los elementos más valorados. Un ejemplo de esto, lo evidenció el mercado financiero del país durante el año pasado, en el que, según el informe de operaciones de marzo de la Superintendencia Financiera, por primera vez el canal de internet sobrepasó a las oficinas bancarias tanto en cantidad como en el valor de las operaciones monetarias registradas.
Ante esto, el mercado asegurador tampoco ha sido ajeno a las necesidades particulares del consumidor contemporáneo. El usuario de seguros además de buscar canales de atención digitales, opciones de compra a través de dispositivos móviles, y pólizas de fácil entendimiento, también demanda productos personalizables que se adapten a su ritmo de vida y que, en consecuencia, le garanticen una cobertura sobre sus artículos electrónicos.
Este hecho, se traduce en el reto para la industria aseguradora de diseñar productos que tengan la flexibilidad suficiente para adaptarse al dinamismo de las nuevas generaciones, antes de que un nuevo jugador se encargue de satisfacer esta necesidad. De acuerdo con la cuarta encuesta global de Bain & Company sobre clientes de seguros minoristas, los consumidores, especialmente los millennials digitalmente activos, están más dispuestos a cambiar de proveedor de seguros -incluso hacia firmas que estén fuera de la industria, como las emergentes insurtechs- si encuentran una oferta que les genere más valor.
Es por esto, que las compañías aseguradoras, adicional a su oferta de coberturas tradicionales como: el Soat, el seguro todo riesgo o el seguro de vida, también han ampliado su portafolio con seguros disruptivos dirigidos a los bienes de las nuevas generaciones. Muestra de esto, es el seguro de recompra, el cual después de un plazo de seis meses de adquirida la póliza, le permite al asegurado devolver su celular y financiar el cambio de su equipo por uno totalmente nuevo a través de un bono de 40% del valor inicial, para redimirlo en la tienda donde opera el seguro. Así, además de proteger el dispositivo, el seguro le da al consumidor la oportunidad de renovar sus artículos y mantenerse a la vanguardia del campo digital.
Aunque la industria aseguradora aún tiene un amplio camino por recorrer de cara a satisfacer plenamente las necesidades de los consumidores más jóvenes, el sector está diariamente innovando para construir una oferta de valor vigente. La tecnología ha replanteado el estilo de vida de la población, y la industria aseguradora su entendimiento del cliente para garantizar su patrimonio más valioso: su tranquilidad.