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El zika se propagó durante meses sin ser detectado, según estudios
Escrito el 25 may 2017
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Londres, Tres estudios independientes que publica hoy la revista Nature constatan, a partir de análisis genéticos, que el virus del Zika comenzó a propagarse durante meses sin ser detectado antes de que los primeros casos se confirmaran en 2015.
Los trabajos aportan cerca de 200 nuevas secuencias del genoma del virus, lo que otorga a los científicos una nueva perspectiva para comprender la expansión del patógeno.
El virus estaba presente en Brasil al menos un año antes de que se detectara la epidemia, cuyo núcleo inicial de propagación se sitúa en la región noroeste del país latinoamericano, según Oliver Pybus, de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido.
Su grupo realizó 54 secuencias genéticas del virus del Zika, la mayoría de ellas obtenidas en Brasil utilizando secuenciadores de ADN portátiles.
El noreste del país "jugó un papel crucial en la propagación interior, hacia centros urbanos como Río de Janeiro y Sao Paulo, antes de expandirse por toda América", explicó Pybus.
A pesar de que la reciente epidemia en América ha incrementado los recursos que se dedican a investigar el virus, los detalles sobre su epidemiología y evolución todavía no se conocen en profundidad.
Secuenciar el genoma del virus es técnicamente complejo, dado que las muestras clínicas contienen cargas virales reducidas, por lo que los científicos han utilizado tanto muestras obtenidas en pacientes infectados como de mosquitos Aedes aegypti, portadores del virus.
"Hemos desarrollado un nuevo protocolo que permite secuenciar un genoma en tiempo real, algo de vital importancia cuando tenemos que hacer frente a epidemias virales, dado que podemos aportar detalles útiles sobre cómo se propaga y evoluciona un virus", explicó Nick Loman, de la Universidad de Birmingham, que ha colaborado en el trabajo.
En el centro Scripps Research Institute, en Estados Unidos, se secuenciaron 39 nuevos genomas del virus, lo que les permitió trazar la evolución del patógeno desde sus primeras detecciones en la región de Miami.
Su análisis muestran como el zika se introdujo en el Estado de Florida al menos en cuatro ocasiones separadas, probablemente ligadas a viajes desde la región del Caribe.
Desde el Broad Institute of MIT and Harvard, en Estados Unidos, Bronwyn MacInnis dirigió un trabajo que presenta otras 110 secuencias a partir de muestras recogidas en una decena de países.
Ese estudio constata la rápida expansión del zika dentro de Brasil y múltiples entradas del virus en otras regiones geográficas.
El trabajo profundiza además en los mecanismos que utiliza el virus para evolucionar a través de una acumulación de mutaciones, una información que podrá utilizarse en el futuro diseño de pruebas de diagnóstico.
En un artículo de Nature que acompaña a los tres trabajos científicos, Michael Worobey, de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, subraya la necesidad de perfeccionar los medios para detectar epidemias con celeridad.
"Las respuestas a las recientes epidemias de zika y el ébola involucraron, sin duda, un gran coraje e ingenuidad, pero fueron algo parecido a una valiente brigada con cubos de agua ante un fuego fuera de control", reflexiona Worobey.
"Deberíamos ser capaces de detectar esas epidemias en unos pocos días, o semanas, de forma rutinaria, amplia, y con una perspectiva basada en la secuenciación (de ADN), no meses o años después, una vez se acumulan síntomas clínicos", sostiene.
Los trabajos aportan cerca de 200 nuevas secuencias del genoma del virus, lo que otorga a los científicos una nueva perspectiva para comprender la expansión del patógeno.
El virus estaba presente en Brasil al menos un año antes de que se detectara la epidemia, cuyo núcleo inicial de propagación se sitúa en la región noroeste del país latinoamericano, según Oliver Pybus, de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido.
Su grupo realizó 54 secuencias genéticas del virus del Zika, la mayoría de ellas obtenidas en Brasil utilizando secuenciadores de ADN portátiles.
El noreste del país "jugó un papel crucial en la propagación interior, hacia centros urbanos como Río de Janeiro y Sao Paulo, antes de expandirse por toda América", explicó Pybus.
A pesar de que la reciente epidemia en América ha incrementado los recursos que se dedican a investigar el virus, los detalles sobre su epidemiología y evolución todavía no se conocen en profundidad.
Secuenciar el genoma del virus es técnicamente complejo, dado que las muestras clínicas contienen cargas virales reducidas, por lo que los científicos han utilizado tanto muestras obtenidas en pacientes infectados como de mosquitos Aedes aegypti, portadores del virus.
"Hemos desarrollado un nuevo protocolo que permite secuenciar un genoma en tiempo real, algo de vital importancia cuando tenemos que hacer frente a epidemias virales, dado que podemos aportar detalles útiles sobre cómo se propaga y evoluciona un virus", explicó Nick Loman, de la Universidad de Birmingham, que ha colaborado en el trabajo.
En el centro Scripps Research Institute, en Estados Unidos, se secuenciaron 39 nuevos genomas del virus, lo que les permitió trazar la evolución del patógeno desde sus primeras detecciones en la región de Miami.
Su análisis muestran como el zika se introdujo en el Estado de Florida al menos en cuatro ocasiones separadas, probablemente ligadas a viajes desde la región del Caribe.
Desde el Broad Institute of MIT and Harvard, en Estados Unidos, Bronwyn MacInnis dirigió un trabajo que presenta otras 110 secuencias a partir de muestras recogidas en una decena de países.
Ese estudio constata la rápida expansión del zika dentro de Brasil y múltiples entradas del virus en otras regiones geográficas.
El trabajo profundiza además en los mecanismos que utiliza el virus para evolucionar a través de una acumulación de mutaciones, una información que podrá utilizarse en el futuro diseño de pruebas de diagnóstico.
En un artículo de Nature que acompaña a los tres trabajos científicos, Michael Worobey, de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, subraya la necesidad de perfeccionar los medios para detectar epidemias con celeridad.
"Las respuestas a las recientes epidemias de zika y el ébola involucraron, sin duda, un gran coraje e ingenuidad, pero fueron algo parecido a una valiente brigada con cubos de agua ante un fuego fuera de control", reflexiona Worobey.
"Deberíamos ser capaces de detectar esas epidemias en unos pocos días, o semanas, de forma rutinaria, amplia, y con una perspectiva basada en la secuenciación (de ADN), no meses o años después, una vez se acumulan síntomas clínicos", sostiene.