Madrid.- La esteatohepatitis no-alcohólica es la forma más severa de la enfermedad del hígado graso no-alcohólico y, al igual que el cáncer, puede ser muchas enfermedades y no una sola, según un nuevo estudio que demuestra que al menos hay dos subtipos principales, lo que puede mejorar su diagnóstico y tratamiento.
Los resultados se publican en la revista Gastroenterology en un artículo que firman científicos de los centros españoles de Investigación Cooperativa en Biociencias (CIC bioGUNE) y de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD), junto a la empresa OWL Metabolomics, además de expertos de Estados Unidos.
Durante las últimas décadas, la incidencia de la enfermedad del hígado graso no-alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés) se ha multiplicado y ahora es la más común de las enfermedades del hígado- entre el 20 y el 40 por ciento de los adultos de países occidentales la padecen, señala el CIC bioGUNE.
La forma más severa de NAFLD es la esteatohepatitis no-alcohólica (NASH) y en la actualidad, aunque el tratamiento basado en la pérdida de peso y aumento de ejercicio físico es muy eficaz, no tiene una terapia aprobada.
Se diagnostica a través de una biopsia hepática, lo que no está exento de controversias debido, entre otros, al coste y efectos secundarios, confirma a Efe José María Mato, del CIC bioGUNE y CIBEREHD, y autor principal del estudio, quien añade que por eso la gran mayoría de pacientes no son diagnosticados.
Tanto la enfermedad del hígado graso no-alcohólico como su forma más severa se originan cuando la síntesis y entrada de lípidos desde la sangre saturan la capacidad del hígado para oxidarlos, transformarlos y eliminarlos en forma de lipoproteínas.