El otro día jugué al golf con un amigo de mi padre, uno de “los muchachos” de su grupo. Con su ‘corta edad’ sorprende como le pega a la bola y su normal movilidad. Recordé una anécdota que me hizo mi amigo Rodrigo una vez en Brasil.
Me dijo: –Diego, ayer descubrí lo que es un viejo. Fui a la sauna del club y había unos ancianos de unos 70 años. Ellos hablaban de los viejos que habían estado el día anterior en ese lugar. Cuando le pregunté qué edad tenían esas personas, me dijeron que más de 80. Mi conclusión es que viejo es alguien que tiene diez años más que uno.
Manolín tiene 77 años y no luce un “viejo” de esa edad. Pienso en los ancianos de antes y, a pesar de ser relativo, creo que los setenta años de ahora es como los cincuenta de antes. El trabajo físico que hacían las personas nacidas hasta inicios del siglo pasado no permitía mantener el cuerpo cuidado. La medicina, nutrición y los avances en la ciencia ayudan a mantenernos bien por mucho más tiempo.
Está demostrado que viviremos mucho más que lo que subsistían nuestros antepasados. Cada año sube la expectativa de vida y las consecuencias pueden asustarnos si las pensamos con tranquilidad. Tendremos más envejecientes y las estructuras quizá no están siendo pensadas en ese sentido. En el área de salud y bienestar pueden surgir grandes necesidades. La preparación financiera de las familias también me preocupa. Hoy la mayoría de las familias no tiene muchos hijos, los que luego sustentan a los padres en edad senil. Las facilidades existentes para adelantar el futuro es una práctica que nos lleva a tomar dinero prestado y no a crear capital suficiente para que genere ingresos pasivos al retirarnos. En mi libro Arco Iris Financiero explico cómo revertir dogmas improductivos.
La sociedad cambia su pirámide etaria, lo hemos visto en otros países que vivieron la bonanza de la industrialización. Sus sistemas de salud y prevención los llevó a conseguir una larga vida, por otro lado, tienen menos jóvenes. ¿Las consecuencias? Más personas se disputan los puestos de trabajo, que a pesar de su incremento no son suficientes.
Retirarse a su debido tiempo y disfrutar de la llamada tercera edad será cada día más complejo. ¿Se atreve a plantearse de qué vivirá cuando le llegue la hora del descanso laboral?