Nairobi, .- Los esfuerzos para reducir peligrosos contaminantes del aire y del clima de los países de América Latina y el Caribe podrían traer beneficios inmediatos y a largo plazo para la salud, la seguridad alimentaria y el clima, según la primera Evaluación Integrada de Contaminantes Climáticos de Vida Corta, CCVC, para la región.
La Evaluación, presentada hoy por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, y la Coalición Clima y Aire Limpio, CCAC (por sus siglas en inglés), encontró que la mala calidad del aire y el calentamiento global ya están afectando poblaciones y ecosistemas vulnerables en la región, ocasionando muertes prematuras, pérdidas de cultivos y daños a los ecosistemas.
En 2010 un estimado de 64 mil personas murieron prematuramente en la región producto de la exposición al aire contaminado por material particulado fino, PM2.5, y ozono troposférico. Solamente el ozono fue responsable de la pérdida de 7.4 millones de toneladas de soja, maíz, trigo y arroz. Si no se toman acciones para mejorar la calidad del aire, para el año 2050 se estima que las muertes prematuras por exposición a PM2.5 y ozono podrían duplicarse, mientras que las pérdidas anuales de cultivos se incrementarán cerca de 9 millones de toneladas.
La evaluación se concentra en cuatro contaminantes climáticos de vida corta: carbono negro (hollín), metano, ozono troposférico e hidrofluorocarbonos, HFCs, utilizados normalmente en refrigeración y aires acondicionados. Los CCVC están presentes en la atmósfera por períodos cortos de tiempo: en relación con el dióxido de carbono, CO2– sólo duran días o décadas, comparados con los cientos de años que dura el dióxido de carbono, CO2- y ocasionan un calentamiento a la atmósfera mucho más intenso. El carbono negro y el ozono troposférico son contaminantes del aire muy potentes que causan daños a la salud humana y al medio ambiente.
Un número de medidas de reducción de CCVC han sido identificadas y podrían disminuir el calentamiento en la región entre 0.3 y 0.9 grados Celsius en 2050. Durante el mismo período, estas medidas podrían reducir las muertes prematuras por PM2.5 en al menos 25% y las muertes provocadas por la exposición al ozono en 40% y evitar la pérdida anual de 3 a 4 millones de toneladas de cuatro cultivos principales: soja, maíz, trigo y arroz.
“A menos que se realicen acciones para reducir los CCVC ahora, las emisiones de la región se incrementarán significativamente hacia 2050 sumando impactos adicionales en el clima, la salud y la agricultura”, señaló Leo Heileman, Director Regional del PNUMA. “Muchos países ya forman parte de los esfuerzos de reducción de CCVC, a nivel nacional y sub-nacional. El escalamiento de estos esfuerzos, el fortalecimiento de políticas y de la cooperación regional conllevarán la amplia reducción de CCVC con grandes beneficios a corto plazo para la región.”
América Latina y el Caribe es una de las más urbanizadas en el mundo, con casi 80% de su población viviendo en ciudades. Helena Molin Valdés, Directora de la Secretaría de la Coalición de Clima y Aire Limpio, dijo que la contaminación del aire ha sido una preocupación de muchos años, pero que varios países y ciudades de la región se están comprometiendo para mejorar la calidad del aire, lo que a su vez incidirá en la salud y el clima.
“Reducir la contaminación del aire derivada del carbono negro, metano y ozono troposférico nos mostrará resultados rápidos, contribuirá a lograr muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, salvará las vidas de hoy y protegerá a las generaciones futuras”, dijo Molin Valdés. “La reducción inmediata de ambos, CO2 y CCVC es necesaria para lograr nuestros objetivos climáticos de largo plazo, y esto sólo se puede lograr implementando medidas tanto para la reducción de CO2 como de CCVC de forma paralela”.
La Evaluación identifica actividades que podrían mitigar de manera significativa las emisiones de CCVC. Por ejemplo, las emisiones de carbono negro pueden reducirse más de 80% hacia 2050 en la mayoría de los países, enfocándose en iniciativas que modernicen estufas y calentadores, mejoren los estándares de vehículos hacia el Euro VI o equivalentes, instalando filtros de partículas en los vehículos, eliminando vehículos de alta emisión y reforzando la prohibición de quemas a cielo abierto en la agricultura.
Con la finalidad de reducir las emisiones de metano han sido identificadas seis medidas en cuatro sectores: producción y distribución de petróleo y gas, manejo de residuos, minas de carbono y agricultura. Estas incluyen actividades tales como: la captación y uso de gas ventilado en la producción de petróleo y gas, la separación y tratamiento de los residuos biodegradables, la captura y aprovechamiento del biogás a partir del manejo de estiércol de ganado, utilizando equipos de digestión anaeróbica.
El uso de alternativas a los HFCs en la refrigeración y enfriamiento podría eliminar casi por completo el uso de este potente gas de efecto invernadero y lograr beneficios a través de la mejora de dispositivos de eficiencia energética.
“Todas estas medidas son costo-efectivas y tecnológicamente viables, y las políticas que se puedan implementar hoy para mejorar la calidad del aire también pueden proveer beneficios de protección del clima”, dijo Molín Valdés.
La Evaluación fue presentada en la Asamblea de las Naciones Unidas para Medio Ambiente que se lleva a cabo en Nairobi, Kenia del 23-27 de mayo.