Columnista: Juan Rodríguez Flores

“El grito” vuelve a ser patrimonio del pueblo mexicano

Desde que tengo uso de razón no recuerdo otra celebración del 16 de septiembre como la ocurrida el domingo pasado. Tan acostumbrado estaba a que Televisa se convertía en dueña del evento, que me pareció irreal que volviera a ser patrimonio del pueblo mexicano.

Antes, al menos durante los últimos 36 años, de Carlos Salinas de Gortari, entre 1988-1994, hasta Enrique Pena Nieto, de 2012 al 2018, la fiesta de celebración de la independencia mexicana se transmitió como si fuera un evento propiedad de la empresa televisiva fundada en 1955 por Emilio Azcárraga Vidaurreta y que luego, en 1973, paso a manos del autonombrado “soldado del PRI”, Emilio Azcárraga Milmo, quien antes de morir la deposito como herencia en manos de su hijo Emilio Azcárraga Jean.

Durante esas épocas, gracias a las relaciones de conveniencia y corrupción que Televisa tuvo con los gobiernos federales (y estatales) en turno, los productores del antiguo canal de la estrellas le asignaban un estratosférico precio al tiempo que duraban las transmisiones de “el grito” desde la capital del país y otras de las principales ciudades de la República Mexicana. Eso sin contar que la empresa se reservaba, para ella misma, y de manera exclusiva, todos los ingresos que generaban los acuerdos de publicidad que firmaba con marcas y productos comerciales que solían anunciarse, de manera exclusiva, en una noche tan especial.

Al terminar la presentación de “el grito” quedaba entre millones de tele-espectadores la ingenua impresión de que Televisa era un medio con vocación nacionalista al que todos los mexicanos debíamos sentir como parte de nuestra familia e identidad cultural.

La otra cara de la moneda

Como resultado de los cambios que se están generando bajo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la rectoría de los medios de comunicación ha vuelto a ponerse en manos del estado. Eso quiere decir que las reglas de juego han devuelto a su destino originario el manejo de la televisión, la radio y el cine estatales en todo México, así como la relación que cada uno de ellos tiene con sus audiencias.

La pasada noche de “el grito” fue claro ejemplo de la abismal diferencia que hubo entre el tratamiento que Televisa acostumbraba darle a la celebración del grito de independencia (acartonada, superficial, hollywoodesco, intrascendente, presuntuosa, etc.) y la forma en que el nuevo gobierno quiso que el 16 de septiembre, del 2019, fuera presentado por televisión al pueblo que lo eligió el 8 de julio del 2018.

La diferencia entre ambas visiones no podía ser más evidente. Y es que lo que pudimos ver, desde acá de este lado, fue la versión real de lo que estaba pasando en el zócalo de CDMX donde estuvieron reunidas, de manera libre, pacífica y espontánea, 130 mil personas movidas por una sola intención: demostrar su fervoroso, apasionado e incondicional apoyo al nuevo presidente mexicano.

En esta ocasión no hubo imágenes editadas, ni micrófonos bloqueados para evitar que pudieran escucharse manifestaciones de reclamo social, tampoco presentadores comentando anécdotas huecas y superficiales sobre algunos de nuestros  protagonistas de la independencia.

Lo que por mucho tiempo fue un lujoso pero artificial set de Televisa recupero la inteligencia, imaginación, sentido cultural y creatividad que la comercialización le había quitado a “el grito”.

Por ello fue que la televisión estatal nos permitió ser testigos de una verdadera fiesta popular donde la sociedad mexicana volvió lanzar con toda alegría su grito por la declaración de independencia, pero no solo de España, sino también del PRI, el PAN, el PRD y otros partidos políticos, a la voz de SI se pudo!, Si se pudo!, No estás Solo!, Presidente!, Presidente!

 

 

Escrito el 2019-09-23 20:30:12
Juan Rodríguez Flores

Juan Rodríguez Flores