ARTICULO: La tragedia eléctrica y los costos

Por Félix Santana García
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De nuevo se cierne sobre el país la desgracia de no disponer de energía eléctrica de manera sostenida, factor imprescindible para el buen desenvolvimiento de la vida cotidiana, comercial, industrial y servicio, pues sin dicho insumo se hace cuesta arriba poder competir de igual a igual entre sectores económicos internos y países de la región que en estos tiempos de avance tecnológico se mantienen a la vanguardia.

Es lamentable que la República Dominicana a casi dos años de la segunda década del siglo XXI esté padeciendo de la falta de energía eléctrica a pesar estar liderando a muchos países de América entre otros fuera del área, en lo que concierne el haber alcanzado un Producto Interno Bruto por encima del 5% en varios años y que para este año cerraría en aproximadamente un 5.5%, con un nivel de inflación por debajo de su meta de 4+-1 y reservas internacionales netas por encima de los US$6,000 millones.

Cómo es posible, Cómo se explica? que este fenómeno haya sido recurrente en los últimos 50 años de la vida republicana de la nación dominicana y no se haya solucionado sino por el contrario, encontrarse hoy en día, en un círculo vicioso, sin que por asomo se vislumbre la solución definitiva.

Son muchos comentarios o reflexiones que se escuchan sobre este flagelo que tanto daño o efecto negativo ha causado y seguirá causando al aparato productivo y a los hogares dominicanos.

Es triste, melancólico y hasta frustrante el tener que volver a hablar de este tópico cuando en pleno siglo XXI se pensaba que este sería parte de la historia pero vuelve por los mismos fueros y recobra sus mismos bríos de siempre.

Y lo peor de todo es que informaciones que llegan de dicho sector es que la conocida situación energética deficitaria que todos los dominicanos conocen desde mucho tiempo atrás no solo se mantendrá sino que se agravará con todas sus consecuencias.

Se comenta que con la salida de 300 megavatios de las plantas de AES Andrés y el impacto de los incrementos en los precios del petróleo aumentará el subsidio eléctrico de US$425 millones previamente presupuestado para el 2018 hasta los US$715 millones.

Lo grande es que la empresa AES Andrés estima que tardará por lo menos 18 meses, es decir, para marzo del año 2020, para que vuelvan a entrar los señalados 300 megavatios que salieron del sistema eléctrico debido a que su caldera de vapor y su generador quedaron totalmente destruidos por el impacto del rayo que le afectó conforme informaciones de dicha empresa.

Esos 300 megavatios de la generadora AES Andrés eran comprados por las distribuidoras del Estado a 8 y 10 centavos de dólar el kilovatio /hora, y ahora tendrán que comprarlo en el mercado spot, mercado actual o libre a un costo de unos 16 a 18 centavos de dólar lo que presionaría hacia arriba su precio, aumentando su costo de adquisición en el futuro.

Paro eso no es nada, ahora hay un nuevo ingrediente y es que el sector eléctrico se empeorará por que la generadora Barahona a carbón de 45 megavatios saldrá del sistema por mantenimiento durante 50 días y la generadora CESPM antigua Cogentrix de 300 megavatios también saldrá por mantenimiento por espacio de unos 60 días pero de forma escalonada.

Lo mismo hará de forma inesperada las empresas Los Mina V y VI por desabastecimiento de gas natural en razón del deterioro del almacenamiento de dicho combustible que se encuentra en el mismo lugar donde se opera la generadora AES Andrés que resultó afectada por la descarga eléctrica.

Todo lo anterior dá como resultado muchas horas sin energía eléctrica, aumento del subsidio, mayores costos, disminución de la productividad, mayores precios de los bienes y servicios, más entaponamientos o embotellamientos en el tránsito, más quejas o reclamos de la población, más productos dañados en los refrigeradores y una vida más incómoda y de agudizamiento de los conflictos familiares o problemas de parejas.

Ante esta caótica situación las autoridades del sector plantean despachar energía de plantas con alto costo como San Felipe (170 megavatios) y las Turbo Gas de EGE Haina (90 megavatios) lo cual podría compensar en parte el elevadísimo costo que se originará.

Lo tétrico de estas posibles soluciones es que con las compras de energías costosas que se obtendrán no se podrá cubrir el déficit de unos 500 a 600 megavatios que se producirán por las salidas debido a averías y mantenimientos previamente programados de las unidades de AES Andrés, Barahona carbón y CESPM a lo que se agregan otras salidas no programadas.

Conforme la Superintendencia de Electricidad los dominicanos han dejado de tener suministro eléctrico en unas 77.87 horas al mes en promedio lo que equivale a 3.2 días de luz durante los primeros 7 meses del meses del año lo cual se agravará de manera descomunal.

La Asociación de Industrias de la República Dominicana(AIRD) ha calificado el cuadro anteriormente presentado como una tragedia pues más de 500,000 clientes de las EDE serán afectados por la falta de energía eléctrica, pues estos se vieron privados de corriente electica por más de 14 horas al día.

Se espera, que si bien es cierto que la situación es de emergencia la compra de energía para compensar a los usuarios debiera ser mediante la aplicación de la Ley General de Electricidad No. 125-01 la que dispone que el 80% de la energía que se compre se haga mediante licitaciones o concursos publicos y no grado a grado.

Ahora hay mucha incertidumbre en el país en torno a la situación de crisis del sector eléctrico, al extremo de especularse que la entrada en operación de las primeras unidades de las Plantas de Punta Catalina, a partir de enero del próximo año (2019), buque insignia del presente gobierno, no paliaría ni mínimamente la caótica situación por la que actualmente transita el sector eléctrico.

Además de los problemas ancestrales de la nación dominicana por corrupción y mal manejo de la deuda pública debido a los altos déficits fiscales que año tras año representan una carga bien pesada para los contribuyentes tributarios y arancelarios.

Entre otros comentarios sobre la salida de las plantas señaladas de generación eléctrica se escucha que las mismas salieron del sistema de forma planificada para justificar la necesidad de la descomunal inversión que hoy se hace en la construcción de las plantas a carbón de Punta Catalina.

Lo que nadie puede desmentir es que a raíz de la situación aquí expuesta los costos de producción de bienes y servicios aumentarán pues los costos de producción están conformados como se sabe por los costos primos o primarios representados por los costos de: materia prima, mano de obra directa y los costos indirectos de fabricación, estos últimos constituidos por la depreciación, amortización, agua, teléfono, supervisión, vigilancia, mantenimiento y energía eléctrica la cual, aumentará debido precisamente al alto costo de adquisición y venta a los sectores productivos.

De igual forma aumentará la facturación del servicio de energía eléctrica a los hogares dominicanos de forma directa y en caso de que no haya un aumento de esta el gobierno extraerá dicho costo a la ciudadanía a través de más impuestos.

Otro aspecto que podría afectarse seria el pago de los intereses sobre los bonos corporativos emitidos por las empresas generadoras de energía envueltas en la situación descrita anteriormente, aumentando el riesgo financiero de estas empresas y el de los inversores o inversionistas dominicanos y extranjeros adquirientes de dichos bonos debido a la situación financiera que se les presentará a las referidas corporaciones al enfrentar el estado de crisis que hoy se avisora.

Realmente, los costos se dispararan en sentido general llevando al país a estadios de tiempo que se suponían ya superados lo que expondría a la nación dominicana en desventaja ante los países signatarios del acurdo de comercio DR-CAFTA.

Sigue siendo preocupante que las autoridades dominicanas no programen un plan de contingencia que lo puedan invocar en el momento que se requiera que pueda dar respuesta a las crisis que surjan, pero no solo en lo que respecta al sector energético sino que tampoco existe para otros sectores, exponiendo al país a la ruina o quiebra total en un momento dado.

Se aconseja siempre que tanto las personas como las empresas dispongan de un Plan A, un Plan B y por si acaso un Plan C, a los fines de hacer frente a los altos costos que puedan producirse, pues no todos los huevos se deben colocar en una sola canasta, ya que esto no permitiría aminorar el riesgo, que ha de surgir como si fuese un fantasma al acecho.

Hoy las cosas fueran diferentes si el gobierno dispusiera de dichos planes de contingencia, pues no se puede vivir de lo servido por lo comido.

No cabe en el pensamiento lógico que siendo el sector energético estratégico para cualquier Estado este ande manga por hombro.

Huelga pensar que la situación energética actual del país es de conveniencia para algunos sectores que se están sirviendo con la cuchara grande a costa del bolsillo de los dominicanos más vulnerables.

Acerca del Autor
Con unos 40 años de experiencia en el ámbito de las comunicaciones especializadas, ampliamente relacionado a los sectores de la Salud, Seguros, seguridad y pensiones en R.D.

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